Nuestra NEBRIJA 33 - abril 2020
24 25 Luis Miguel Pedrero Esteban Investigador principal de la Facultad de Comunicación y Artes de la Universidad Nebrija Hace años que la aplicación de la inteligencia artificial al perio- dismo sirve para crear de for- ma automatizada noticias cuya elaboración se sustenta en la combinación de bases de da- tos estructurados. Así es como ya se publican reportes sobre resultados financieros, deporti- vos, previsión meteorológica y hasta desastres naturales. En la madrugada del 17 de marzo de 2014 se produjo un temblor en el Estado de California (EEUU) y, pese a que la red de sismó- grafos envió una alerta a todos los medios, las redacciones es- taban vacías a esa hora y na- die se hizo eco… salvo el diario Los Ángeles Times. Un robot se encargó en ese periódico de transformar aquella alerta en una breve nota de la que de in- mediato se hicieron eco en sus webs las demás cabeceras y estaciones de radio y TV. Las tecnologías de IA pueden generar nuevos contenidos me- diante la búsqueda y análisis de datos, pero también per- sonalizarlos y adaptarlos a las inquietudes e intereses de los diversos públicos. Una de las herramientas que mejor ma- terializan ese potencial es la voz (en realidad, las técnicas de procesamiento del lenguaje natural o PLN) sobre la cual se articula nuestra interacción con los dispositivos comúnmente denominados inteligentes. En- tre ellos destacan los altavoces o smart speakers , receptores conectados a Internet y provis- tos de un asistente virtual con capacidad para el aprendizaje ( deep learning) que permite reconocer y atender las solici- tudes habladas y, progresiva- mente, identificar un patrón de conocimiento sobre el que res- ponder con creciente adecua- ción a cada perfil. La rapidez con la que estos equipos se están incorporan- do a la vida digital supera a la que en su día consiguieron los smartphones : se calcula que a nivel mundial ya están instala- dos 224 millones (el doble que al finalizar 2018), y en 2023 sus ventas se situarán en 12.000 millones de dólares (cuatro ve- ces las de 2018). Avanzamos hacia un futuro en el que la voz se convertirá en el cauce habi- tual de interacción tecnológica, y a medida que estas interfaces se normalicen en el hogar, se asentará una nueva relación en- tre las personas y el ecosistema de medios y servicios online . Las consultas informativas constituyen una de las prin- cipales demandas a estos altavoces. En España, como constató la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) en 2019, un 42% de los usuarios los em- plea para escuchar noticias, solo por detrás de oír música (76%), formular preguntas en general (62%) y consultar la predicción del tiempo (59%). ¿Qué horizonte plantea este escenario? Mediante la orden Hey Google, play me the news ("Google, dame las noticias"), el asistente virtual Google As- sistant enumera los titulares y eventos más destacados en cada momento tomando como base el historial de búsqueda, la ubicación y los intereses del usuario, pero no la veracidad de las fuentes o la presencia de los atributos sobre los que se construyen profesionalmen- te las noticias. Bajo la eficiente apariencia de esta satisfacción personaliza- da de nuestra curiosidad por la actualidad se esconde el riesgo de una configuración sesgada o malintencionada si no se garan- tiza que los contenidos selec- cionados por los interfaces de voz cumplan con los principios deontológicos del periodismo. Investigadores y profesionales debemos, por tanto, acometer juntos el reto de diseñar y es- tandarizar códigos de verifica- ción que avalen la precisión, neutralidad, equidad y contexto de las piezas informativas que suministran los altavoces inteli- gentes. Solo así se podrán pre- venir y combatir las crecientes prácticas de tergiversación y manipulación, esencia de las fake news y causa de los ya probados fenómenos de per- suasión masiva en beneficio de quienes instrumentalizan la in- novación tecnológica que debe estar al servicio de la transpa- rencia para modelar las opinio- nes y, sobre todo, las decisio- nes de los ciudadanos. La popularización del smartphone como dispositivo de acceso preferente a Inter- net ha propiciado un cambio irreversible en las pautas de consumo audiovisual, en las que ya se impone la iniciativa de cada individuo como criterio básico al elegir qué, cuándo, cómo y a través de qué soporte satisfacer sus gustos e intere- ses. Por efecto de este hábito se han redefinido las lógicas de producción, distribución y co- mercialización de las industrias de la comunicación, que hoy responden a las exigencias de lectores, oyentes y espectado- res con creaciones y solucio- nes desligadas de las progra- maciones lineales y orientadas a la selección a la carta. Así es como ya se han norma- lizado a escala global las pla- taformas de vídeo bajo deman- da –Netflix, HBO, Prime Video, Disney+…– y se han convertido en cotidianas las opciones para escuchar servicios de música en streaming como Spotify o de contenidos de audio como Apple Podcast o Google Pod- cast. De ahí la incorporación de nuevos actores a esta industria, en muchos casos ajenos a las tradicionales empresas del sec- tor, y el interés de las grandes compañías tecnológicas –Goo- gle, Amazon, Facebook, Apple– por la cada vez más intensa convergencia entre sus equi- pos, sus sistemas operativos, los productos distribuidos en ellos y las técnicas para medir cómo los disfruta cada usuario. En este contexto, los sistemas de recomendación han gana- do terreno como una cómoda y efectiva solución para tomar de- cisiones frente a la exponencial oferta de información y entre- tenimiento. A partir de técnicas de filtrado diseñadas mediante inteligencia artificial (IA), los sis- temas de recomendación selec- cionan los contenidos que pue- den interesar más a cada sujeto según el interés, la novedad o la relevancia asociada a su perfil y a su rastro de consumo en la Red. Esta tecnología se impone como un nuevo paradigma de búsqueda: son los productos los que encuentran al usuario inte- resado en ellos en lugar de que el usuario los busque de modo explícito. Semejante ‘delega- ción’ tiende a diluir la capacidad crítica del individuo en la confor- mación de su propio menú y a que acepte sin cuestionarse las propuestas que los algoritmos deciden en su nombre. La creciente penetración de los altavoces inteligentes en los hogares y su capacidad para configurar nuestro menú informativo mediante filtros de personalización puede sesgar la percepción y valoración del entorno si no se garantiza que las noticias seleccionadas por las máquinas respeten los criterios de rigor y veracidad consustanciales al periodismo. Inteligencia artificial para una información segura Nebrija Investiga los sistemas de recomendación seleccionan los contenidos que pueden interesar más a cada sujeto según su historial en la R ed I nvestigadores y profesionales debemos diseñar y estandarizar códigos de verificación que avalen la veracidad de las piezas informativas que suministran los altavoces inteligentes
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