Nuestra NEBRIJA 33 - abril 2020

4 5 Carta del rector decimiento, de tranquilidad y de esperanza. Agradecimiento sincero por cómo habéis reaccionado ma- yoritariamente como comuni- dad universitaria. De un lado, profesores y personal de admi- nistración y servicios, y de otro, los estudiantes y sus familias, habéis asumido con naturali- dad las nada fáciles medidas adoptadas por causa de la pandemia. En este caso, no solo las limitaciones generales que compartimos con toda la población, sino también aque- llas otras propias de nuestra condición de universitarios, manteniendo la actividad do- cente y administrativa en las mejores condiciones posibles. Habéis mostrado siempre con paciencia y buen ánimo, sin perder la ilusión y la alegría por nuestra labor, apoyándoos los unos a los otros cada día y haciendo con ello posible que, desde el primer momento, Ne- brija continuara adelante cuan- do los demás colapsaban por días o incluso semanas. Ello se ha logrado, exclusiva- mente, gracias a vosotros y vuestro empeño por ver cum- plidos vuestros sueños. Por ello nuestro reconocimiento, incluso a aquellos más críticos ante las incertidumbres propias de la situación o ante las decisiones adoptadas por la Universidad en todos los órdenes. Aunque no compartamos sus críticas y representen una parte muy mi- noritaria de toda la comunidad, también ellos han contribuido a sacar lo mejor de nosotros mis- mos como organización. Tranquilidad, porque pode- mos confiar en nosotros mis- mos y en lo que somos capa- ces de hacer como comunidad universitaria. Porque la pasión y el amor por el trabajo bien he- cho rinden sus frutos siempre, pero más especialmente en los momentos difíciles. Tranquilos porque nos hemos demostrado capaces, resilientes y proacti- vos, liderando en el ámbito de nuestras responsabilidades una crisis que pocas veces ha visto la humanidad en su con- junto. Tranquilos, en definitiva, porque lograremos sacar el curso 19/20 adelante entre to- dos, con mucho trabajo y bue- na voluntad, minimizando el impacto negativo de una des- gracia general de la que ningu- no somos responsables. Esperanza, porque hemos lo- grado mantener la actividad más que dignamente en los momentos más duros, con lo que todo lo que nos queda será mejorar. Si fuimos capaces de responder como Universidad en menos de 24 horas mantenien- do todos los empleos, horarios y una abrumadora mayoría de las clases; si hemos soportado las inversiones y solventado las di- ficultades técnicas y organizati- vas; si hemos resistido los picos más graves de la pandemia y seguimos a pleno rendimiento; si todos los miembros de nues- tra comunidad universitaria que contrajeron la enfermedad sa- lieron adelante con una única, aunque no por ello menos do- lorosa, excepción; si la telepre- sencia media de los estudiantes es incluso superior a la presen- cia habitual en nuestras aulas y se mantiene a lo largo de las semanas en índices altos; si te- nemos planes de contingencia para poder efectuar convocato- rias ordinarias y extraordinarias, para solventar las prácticas, para garantizar los resultados de aprendizaje, competencias y conocimientos de nuestros estudiantes; si dichos planes cuentan con el respaldo de au- toridades educativas y agen- cias externas de aseguramiento de la calidad universitaria; si, en definitiva, cada día estamos más cerca de recuperar nuestra añorada normalidad… ¿Cómo no habríamos de tener alta la moral y firme la esperanza de salir adelante con éxito? Termino ya un texto que quizás quedó demasiado largo, y más largo aún lo hubiera querido re- dactar para poder expresar todo lo que deseo transmitiros. Y re- greso para ello al título de esta contribución. El principal apren- dizaje de toda esta experiencia, en mi opinión, es tomar concien- cia de que lo único cierto en nuestras vidas es la incertidum- bre. Seamos previsores, muy especialmente, aprovechando cada momento presente para amar a los demás, para amar nuestro trabajo, nuestra voca- ción, nuestra Universidad. Un núme- ro más de Nuestra Ne- brija y la habitual colaboración del rector, pero sin duda un número especial. No tanto por las palabras que os dirijo, sino por la temática desarrollada en sus páginas y las causas que provocan que el mundo haya cambiado, qui- zás para siempre. Conmocio- nado aún por el prematuro fa- llecimiento de uno de nuestros profesores ante la pandemia presente, cuyas dimensiones reales aún no conocemos y sus efectos finales apenas atisba- mos, lo primero es recordar con sentido afecto a las víctimas y a sus familias y amigos. Hace tan solo un par de me- ses, ¿quién iba a pensar la que se nos vendría encima? Nuestro mundo feliz, rebosan- te de normalidad, dejaba para la ciencia ficción y las series televisivas el enclaustramiento de la población, los mensajes de alarma, las morgues y hos- pitales improvisados, el histe- rismo en los centros comer- ciales… Y, sin embargo, hoy todos hemos visto y estamos viendo esta película muy cer- ca de nosotros. La prospectiva es definida por la Real Academia Española en su segunda acepción como el conjunto de análisis y estudios realizados con el fin de explorar o de predecir el futuro en una determinada materia y, si bien es cultivada por analistas y centros de investigación -tene- mos ejemplos en nuestra pro- pia Universidad-, también es habitualmente ajena al común de la población, mucho más orientado a resolver los proble- mas del día a día. De ahí que sea normal que la mayoría de la población reaccione como un pelele ante acontecimientos tan graves como los que esta- mos padeciendo, desorienta- dos y mecidos por un vaivén de noticias y hechos que nos sobrepasan. Es algo normal. Mayor gravedad tiene, sin em- bargo, el hecho de que gobier- nos y autoridades también se vean sorprendidos por el futuro que se hace presente, contan- do como cuentan con legiones de funcionarios y asesores a su servicio, muchos de los cuales perciben su retribución pre- cisamente para hacer planes prospectivos. Pero dejaremos el debate polí- tico para otros foros, porque en este, el de Nuestra Nebrija , lo que vuestro rector quiere trans- mitiros es un mensaje de agra- La certeza de la incertidumbre Juan Cayón Peña. Rector de la Universidad Nebrija In memoriam Dr. Daniel García González Profesor del Máster en Prevención de Riesgos Laborales. L o primero es recordar con sentido afecto a las víctimas y a sus familias y amigos S eamos previsores aprovechando cada momento para amar nuestro trabajo , nuestra vocación , nuestra U niversidad El principal aprendizaje de toda esta experiencia es tomar conciencia de que lo único cierto en nuestras vidas es la incertidumbre.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjY=