Nuestra NEBRIJA 35 - octubre 2020
40 bert Costa y sus colegas, el uso de un idioma extranjero lleva a una reducción de la aversión a las pérdidas y al riesgo, redu- ce las correlaciones ilusorias y genera más opciones utilitarias que el procesamiento del idio- ma nativo. En la literatura científica se suelen analizar las diferentes explicaciones del efecto de la lengua extranjera en un intento de desentrañar este fenóme- no. Por un lado, se argumenta que la dificultad de hablar en un idioma que no sea el nativo podría operar como un tipo de estresante, saturando o abru- mando el sistema cognitivo e impidiendo parcialmente un procesamiento emocional más profundo del lenguaje. Este caso se da especialmente en situaciones que requieren res- puestas rápidas. Por otro lado, y no necesa- riamente en oposición a la explicación anterior, se argu- menta que la forma en que generalmente se adquieren las lenguas extranjeras podría llevar a ese distanciamiento emocional. Las lenguas nativas se adquieren normalmente en un contexto familiar, mientras que las lenguas extranjeras se adquieren generalmente en contextos institucionalizados, dentro de los espacios aca- démicos y escolares. Los es- tudiantes desarrollan un cierto nivel de desapego emocional con el idioma, posiblemente debido a la desconexión que a menudo se da en las clases de idiomas extranjeros entre el auténtico objetivo comunicativo y experimental del aprendizaje de idiomas extranjeros y la for- ma en que se les enseña. Esto, quizás combinado con el cos- to cognitivo de usar un idioma no nativo, hace que hablar en un idioma extranjero cambie sustancialmente la forma en que las personas se relacionan con su entorno, e incluso con ellos mismos. De esta forma, los hablantes multilingües que utilizan una lengua nativa y una extranjera sufren, en cierta me- dida, un tipo determinado de diglosia. Cada lengua tiende a compartimentarse en contex- tos de uso específicos, cada uno con su propia idiosincrasia relacional y afectiva. La diglo- sia emocional tiene fuertes im- plicaciones inmediatas para los procesos psicológicos básicos que regulan el comportamiento humano. Minimizar el distanciamiento emocional Parece intuitivo pensar que si la causa del distanciamiento emocional es la forma en que el sistema educativo gestiona la enseñanza del idioma, en- tonces las posibles soluciones deberían centrarse en ese mis- mo proceso. Esto, naturalmen- te, debería llevar a acciones di- rigidas al curso de aprendizaje de idiomas en la escuela. A pesar de esto, la gran mayoría de los trabajos científicos hasta el momento se han centrado en explorar los efectos de las len- guas extranjeras en las interac- ciones lingüísticas de adultos. ¿Cómo podemos mitigar o mi- nimizar los efectos de las len- guas extranjeras para evitar la distancia emocional que con- llevan y provocan? Si bien es cierto que las lenguas extranjeras son, por definición, extranjeras y, por lo tanto, están alejadas del contexto cotidia- no del público general que las aprende, hay formas de salvar esta brecha. Por ejemplo, se puede contextualizar correcta- mente al alumno y al contenido, incluso si la distancia física a veces parece insuperable. O, visto desde otra perspectiva, hay formas de no exacerbar la distancia emocional, como tra- bajar la creación de relaciones que contrarresten el estrés que impone la comunicación en una lengua no nativa. Especí- ficamente, se puede proponer que la enseñanza de lenguas extranjeras debe dedicarse al desarrollo de acciones que re- fuercen los contenidos emocio- nales, que permitan establecer estrechos vínculos afectivos con esa lengua, análogos a los desarrollados con la lengua materna durante la primera in- fancia. L as decisiones que toman las personas multilingües , la percepción de los constructos morales e incluso la autopercepción se ven claramente afectadas por el contexto lingüístico en el que se mueven
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