Nuestra NEBRIJA 38- julio 2021
estas definiciones son válidas para recoger la esencia de esta revista digital. En este territorio, las familias, los maestros y los profesores encuentran, con “ga- rantía de calidad”, unas obras en las que los “pequeños espectado- res” –aviso importante: no res- tringir estas dos palabras a nin- gún tramo de edad– aprenden y disfrutan. Dignidad y calidad Transmitir la necesidad de llevar a los niños al teatro cuanto antes es uno de los mandamien- tos de El pequeño espectador , pero no el único. También persi- gue “arrojar su granito de arena para dignificar” las artes escéni- cas destinadas a la infancia y ju- ventud en un contexto en el que las producciones destinadas a los niños “son tristemente conce- bidas como de segunda”, cuan- do realmente se encuentran a la misma altura que las piezas para adultos. Además, aquellas “son indispensables porque tienen un impacto directo en su formación intelectual y emocional, en su es- píritu crítico y, en definitiva, en su desarrollo integral al estar en una época de especial permeabi- lidad para la recepción de cual- quier aprendizaje”, defiende Eva Llergo. Cada palabra volcada en la página electrónica de El pequeño espectador encierra consejos sin renunciar a la belleza. Al fin y al cabo, para la profesora de Nebri- ja, el teatro es “una fuente inago- table para el desarrollo del au- toconocimiento y de la empatía; nos conecta con nosotros mismos ayudándonos a explorar emocio- nes y situaciones vividas, pero, también, multiplica nuestra ex- periencia llevándonos a realida- des que quizás nunca viviremos en un plano real y poniéndonos en contacto con personas y cos- tumbres ajenas a nuestro entor- no”. Aparte de conjugar lenguajes como el verbal, el paralingüístico, el corporal o el musical, el teatro, según Llergo, “es un recurso in- agotable para el desarrollo de la inteligencia y del pensamiento crítico” y “una fuente de disfru- te, de diversión y evasión, algo indispensable, máxime cuando estamos hablando de espectácu- los destinados a la infancia y ju- ventud”. El pequeño espectador parti- cipa de esa siembra cultural, que aviva la curiosidad de los más jó- venes por un arte ancestral. De alguna obra, de algún parlamento de un actor o una actriz, de algu- na sala viene esa pasión por la escena de las “nebrijillas” Andrea González, Ana Martínez, Mencía Barroso y Paula Fernández, aho- ra de lleno en el proyecto coordi- nado por Eva Llergo. Sus familias seguro que tuvieron mucho que ver en su interés artístico y didác- tico. En esa dupla entre pedagogía y teatro para niños y jóvenes se mueven los deseos de Paula Fer- nández García, alumna del doble grado en Educación Primaria y Educación Infantil. Las ventajas y beneficios del juego dramático y de las artes escénicas en la for- mación integral de los niños es un hecho demostrado. “Utilizando la dramatización de textos literarios se consigue fomentar la capaci- dad comunicativa y la adquisi- ción de lenguaje. Con el montaje de obras teatrales se logra desa- rrollar y reforzar capacidades in- dividuales como la creatividad, la expresividad o la memoria, entre otras, al tiempo que se favorece el desarrollo de habilidades so- ciales al trabajar en grupo. Y así, de una manera lúdica, el niño se convierte en protagonista de su propio aprendizaje”, opina Paula Fernández. 18 Nuestra Nebrija REPORTAJE
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