Nuestra NEBRIJA 40 - Enero 2022

Y la (falsa) idea de que esa estabilización acon- tecía en el mejor momento imaginable, en su fase de mayor plenitud (y es que Nebrija pensaba –como tantos incluso hoy en día– que hay, en las lenguas, fases de apogeo y de decadencia): Sera nuestra [gloria] que fuemos los primeros inventores de obra tan necessaria. lo cual hezi- mos enel tiempo mas oportuno que nunca fue hasta aquí. por estar nuestra lengua tanto en la cumbre que mas se puede temer el decendimien- to della: que esperar la subida. El tiempo, en esto, no ha venido a darle la razón. Tercero . Este texto no contiene una gramática castellana; contiene dos: una gramática para hispa- nohablantes y otra para extranjeros. La primera se configura en cuatro «libros» y constituye una gra- mática «completa»: I. De orthographia τ letra. II. De prosodia τ silaba. III. De etimologia τ dicion. IV. De sintaxi aiuntamiento τ orden delas partes dela oracion. La segunda anda como suelta de toda estructura, adosada al final del texto, tras el Libro IV; lleva su propio prólogo y su propio título: Delas introducio- nes dela lengua castellana para los que de estraña lengua querran deprender . Es, pues, un breve texto (gramatical) de enseñanza de español como lengua extranjera. No fue, pues, Nebrija el «inventor de una sola obra tan necesaria», sino de dos disciplinas herma- nas y de destinatarios diversos. Cuarto . Sin entrar en detalles: en la generalidad de las gramáticas latinas se postulaban ocho clases de palabras: nombre, pronombre, verbo, participio, adverbio, preposición, conjunción, interjección . Nebrija, justificadamente, se negó a aceptar ese lu- gar común como principio descriptivo de la lengua española y propuso un sistema diferente que, según él, resultaba más adecuado a la realidad del nue- vo sistema: nombre, artículo, pronombre, nombre participial infinito, verbo, participio, gerundio, ad- verbio, preposición, conjunción . Se observará que: (i) ha desaparecido la inter- jección (que queda subsumida bajo el adverbio); (ii) aparece el artículo (que no existía en latín); (iii) emerge una nueva clase de palabras propia del es- pañol: las formas en – DO (cantado, comido, vivido) que configuran los tiempos compuestos de los ver- bos (inexistentes en latín). Tres argumentos interesan ahora: la negativa de Nebrija a aceptar las cosas tal y como se reciben; la perspicacia de detectar que bajo una sola forma en –DO se ocultan dos realidades lingüísticas: una variable: el participio (cantado, cantada, cantados, cantadas), y otra invariable: el nombre participial infinito (he cantado); finalmente, la valentía de romper moldes heredados e innovar. Lo anterior va a modo de ejemplo y es aplicable a muchos otros puntos de la gramática castellana. Nebrija realizó un esfuerzo importante por adaptar la teoría, los conceptos, las categorías o los términos técnicos de las gramáticas del latín a la descripción inmanente del nuevo sistema lingüístico que se co- dificaba por vez primera. Su gramática castellana fue una gramática del castellano y no una gramá- tica del latín en castellano o adaptada al castellano; una gramática latinizada, sí (¿qué remedio?), pero, sobre todo, una gramática fuertemente deslatiniza- da y autónoma. 5 Lo que precede no aspira sino a ser una ele- mental invitación liminar a revisitar al maestro Antonio de Lebrija grammatico al principio del año en que vamos a celebrar los quinientos de su fallecimiento, que no extinción, con un programa de actividades, eventos, publicaciones, encuentros, simposios… realmente extraordinario y generoso de la mano de muchas instituciones, organizaciones y personas. Su gramática castellana fue una gramática del castellano y no una gramática del latín en castellano o adaptada al castellano 15 Nuestra Nebrija

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