Nuestra NEBRIJA 40 - Enero 2022

De todas formas, catalogar las buenas prácticas docentes es un desafío que no debemos dejar de abordar. Aunque sea a modo de repertorio al que el profesor pueda recurrir para seleccionar y expe- rimentar nuevas tácticas de enseñanza y aplicar la mejora continua a sus clases. En ello estamos. Para inspirarnos, tenemos grandes profesores en Nebrija como lo atestiguan las valoraciones que hacen nues- tros alumnos, así como las valoraciones que hacen los empleadores de nuestros egresados cuando se les pregunta. Ahora bien, no podemos caer en la compla- cencia. El mundo avanza y si no avanzas vas hacia atrás. Lew Platt, exCEO de HP, recordaba a sus di- rectivos:“El camino que te ha llevado al éxito es la ruta más segura hacia el fracaso”. Un mantra que nos aplica de lleno a los profesores e investigadores, pero también al resto de profesionales de Nebrija. Ya sea la tecnología emergente, los atri- butos de las nuevas generaciones, la re- novación constante en las profesiones, la pandemia, la digita- lización, el reskilling o el cambio climáti- co, todo nos exige un esfuerzo adaptativo. Recargar continuamente las baterías de resiliencia para afrontar el alto ritmo de cambio en un contexto cada vez más volátil, incier- to, complejo y ambiguo. Difundir las buenas prácticas docentes No podemos articular bien, decíamos, qué hace un profesor para enganchar a sus alumnos. Sabe- mos, eso sí, lo que nos hace desconectar en clase cuando lo experimentamos como participantes. Una manera de conseguir la desconexión es dirigir- se a un grupo en lugar de a personas a las que se intenta conocer en la medida de lo posible: Juan, Lucía, Marta…. Además, hacerlo desde la modestia y la vulnerabilidad. La prepotencia sería lo opuesto y es la “sentencia” para el profesor. La capacidad de enfocarse en una cosa es un reto para todos, pero mayor si cabe en las nuevas generaciones. Los más jóvenes -lo constanto con mis hijos en edad univer- sitaria- poseen un limitadísimo intervalo de aten- ción. Éste se ha formado inconscientemente a tra- vés de los años por la experiencia de comunicación y acceso a información en modalidad omnicanal, ve- loz, instantánea y multitarea. Lógicamente, es poco probable que mantengan por mucho tiempo el inte- rés en una clase en la que el único canal es la expo- sición magistral, por muy coherente que sea el hilo secuencial, elevado el perfil intelectual del docente o entusiasta su discurso. Ni siquiera apoyado por una sucesión de pantallas de powerpoint diseñadas con el mayor esmero y un par de vídeos cortos intercala- dos estratégicamente para recuperar momentánea- mente la curva de atención. Los expertos en innovación docente abogan por técnicas de enseñanza-aprendizaje basadas en la acción ( action learning ) o la clase inversa ( fli- pped-classroom ), que suelen incluir proyectos y debates en equipo, casos de estudio, asignaciones grupales, supuestos prácticos, actividades colabo- rativas, visitas “de campo” y experimentos, entre otras. Muchas de estas actividades de aprendizaje están diseñadas para moverse por el aula física o virtual, o directamente para realizar fuera del aula o en casa. El objetivo es presentar retos al estudiante, hacerle pensar, desde la confianza en que serán ca- paces de conseguir- los. El efecto Pigma- lión que nos empuja a estar a la altura de las expectativas que se ponen sobre nosotros. Cualquier combinación de es- tos métodos, im- plantada en su justo equilibrio en lo que dura una clase, aumentará las probabilidades de un seguimiento mayor por parte del alumno. Especialmente cuando las enseñanzas puramente teóricas, esenciales en muchas discipli- nas, se conecten con situaciones de aplicación cien- tífica o profesional de modo que ayude al estudiante a apreciar su relevancia. Aprender reflexionando ( learning by thinking ) completa el aprender haciendo ( learning by doing ) La noción principal a la que quería llegar es que aprender haciendo (l earning by doing ) está bien, pero está sobrevalorado. Aprender reflexionan- do ( learning by thinking ) es tan importante como aprender haciendo. John Dewey, filósofo, psicólogo y reformador educativo estadounidense, sostenía que “no aprendemos de la experiencia, aprendemos de reflexionar sobre la experiencia”. Idea que es tan aplicable al aprendizaje en el aula como al aprendi- zaje a lo largo de la vida ( lifelong learning ) de cual- quier persona en las organizaciones, incluidos los directivos. Por muchos años que tengamos de expe- riencia en nuestro campo, si todos estos años hemos repetido los mismos errores, nuestro progreso se es- tanca. La experiencia por sí misma no es suficiente. Algunos responsables de equipos humanos se jac- Catalogar las buenas prácticas docentes es un desafío que no debemos dejar de abordar 37 Nuestra Nebrija

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