Nuestra NEBRIJA 43 - Octubre 2022

Desde su trabajo en el Museo de Ciencias Naturales se mostró como un apasionado del mundo del conocimiento y de la activi- dad universitaria. Por esa razón se incorporó con naturalidad al análisis de hechos significativos para el posible establecimiento de una universidad privada que se es- taban dando a finales de los años 80, y se integró en el grupo de fun- dadores de la Universidad. Estos trabajos cristalizaron felizmente a primeros de los años noventa y él tuvo una importante labor en la concepción y debate de los pri- meros estatutos y de los objetivos fundacionales iniciales, como el deseado camino hacia la creación de la Universidad Nebrija. En su vida profesional fue un geólogo-investigador en Geología estructural, con dos característi- cas principales. En primer lugar, tenía una visión amplia de la vida personal y académica, con muchos motivos de interés sobre temas re- lacionados con el mundo natural. En segundo lugar, siempre sintió la necesidad de obtener sus datos porque sin ellos no se puede hacer ciencia. Veía los datos empíricos como fundamentales para esta- blecer teorías, sacar conclusiones y avanzar en la investigación. Se centró en cómo trabajar los datos para obtener de ellos la máxima información, en estar al día con los recursos, con la bibliografía actua- lizada y en disponer de programas informáticos que le ofrecieran mé- todos especializados y renovado- res. Fue un adelantado a su tiempo y un ejemplo para los futuros estu- diantes universitarios. Así, desarrolló durante 50 años una visión de “geólogo-renacentis- ta” que hizo que sus centros de in- terés fueran expandiéndose, pero sin perder nunca su visión de geó- logo en el sentido más amplio de la palabra, siempre aplicando la geo- logía y sus métodos a sus objetivos. Como resultado, sus conocimien- tos avanzaron mucho abriéndose en abanico e interrelacionándose entre ellos. Las infinitas posibili- dades que, ya en su madurez, le ofreció internet, abrieron nuevos campos para su trabajo. A lo largo de su trayectoria pro- fesional, Carlos Martín Escorza pu- blicó cerca de 300 trabajos: sobre Geología, dentro de la labor inves- tigadora y de divulgación del Mu- seo de Ciencias Naturales; sobre historia de la Ciencia; sobre aguas minerales y termales; o en el ám- bito de la arqueología y la geo-ar- queología, entre otros muchos. Su forma de ser, de trabajador in- cansable con múltiples objetivos e ideas en la cabeza, y de colabora- dor con todos aquellos que se lo pe- dían, lo convirtió en un divulgador y comunicador que disfrutó mucho de su profesión y aprovechó todos los canales y medios que se le pre- sentaban para exponer sus conoci- mientos. Por eso se integra con la decisión y curiosidad que le carac- terizaban en el nuevo proyecto de la Universidad. Siguió trabajando en el campo, la geología, el medio natural, el me- dio histórico-artístico y todo aque- llo relacionado con lo que podía ser medido; bien con los instrumentos de toda su vida: metro y brújula; o bien, y en los últimos tiempos, a través de Google. Estos ámbitos fueron siempre el espacio donde a él le gustaba trabajar y en el que se encontraba feliz. También lo era cuando investigaba y estudiaba a geólogos de antaño pioneros de la geología actual, descubridores del Nuevo Mundo que en sus viajes encontraron datos y fenómenos atmosféricos, y que realizaron es- tudios geográficos que ahora nos parecen sorprendentes para los medios que tenían. Sintió un gran respeto y admiración por ellos... La amplitud de su curiosidad histórica facilitó el debate sobre la elección del nombre de Antonio de Nebrija para la nueva Universidad y con- tribuyó a la concreción de todos los pasos que se dieron hasta la apro- bación en 1995 del proyecto puesto en marcha por la Universitas Ne- brissensis S.A., estrechamente re- lacionado con la actividad inicial de la Fundación Antonio de Nebrija. Queremos rendirle el más cá- lido homenaje en esta revista, al igual que hicieron recientemente todos sus compañeros del Museo de Ciencias Naturales, por los mu- chos méritos de su actividad profe- sional, por esas ganas de trabajar y de investigar, y por la curiosidad de seguir aprendiendo que mantuvo hasta el final de su vida profesional con la misma ilusión que cuando la comenzó. También queremos agradecer a su viuda, María Ama- lia García-Araéz, que ha vivido con él sus 50 años más fructíferos, su ayuda para impulsar aquel proyec- to inicial de la Fundación Antonio de Nebrija. Sirvan estas breves palabras para rendirle un sentido homena- je y para dar a conocer su atracti- va personalidad y su fecunda vida a todos los estudiantes, en estos momentos en los que su recuerdo entrañable le ha convertido en la persona admirable que todos echa- mos de menos. Era un ejemplo de dedicación a la profesión, de curio- sidad intelectual y de contribución al bien común. Veía los datos empíricos como fundamentales para establecer teorías, sacar conclusiones y avanzar en la investigación 51 Nuestra Nebrija

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