Nuestra NEBRIJA 44 - Enero 2023

respuestas adecuadas. Este trabajo nos ha lle- vado a descubrir y po- ner nombre a algunas nuevas enfermedades humanas, desarrollar tratamientos frente a diversas patologías y, sobre todo, a esta- blecer relaciones personales con estas familias que perdurarán mientras viva. Afortunadamente, hoy hay ya cauces institucionales para afrontar la ma- yoría de los casos de quienes antes no tenían dónde acudir. Ello hace que ahora quienes contactan con- migo sean a menudo los que han perdido cualquier esperanza de sobrevivir a las enfermedades que los abruman. En estos casos, todavía suele haber algún margen para buscar y proponer respuestas que ayu- den a paliar la desesperanza, y siempre, absoluta- mente siempre, quedará espacio para acompañar en la adversidad. Ha establecido un paralelismo entre la gramática y la genómica, ¿dónde se encuentran? Leyendo sobre mi admirado Antonio de Nebri- ja, aprendí que la gramática toma su nombre de un término griego que significa “el arte de las letras”. Trabajando sobre las claves de las enfermedades, entendí que para mí la genómica es “el arte de la vida”. Su punto de encuentro es sencillo: con la gra- mática y con la genómica podemos escribir todas las historias posibles de la vida y de sus circunstancias. Nuestra gramática actual se basa en el empleo de veintinueve letras, cinco vocales y veinticuatro con- sonantes, que podemos agrupar en palabras y con ellas construir frases, y con ellas relatos, historias o reflexiones que enseñan y emocionan. La genómica es más austera, solo necesita cuatro letras, una vo- cal y tres consonantes, que se agrupan en genes que colaboran entre sí para crear las instrucciones que hacen posible todas las formas de vida que han apa- recido en los últimos tres mil quinientos millones de años en nuestro planeta de los genes. Maravillosos paralelismos, respetemos el arte de las letras y el arte de la vida, y nos estaremos respetando a noso- tros mismos y a los que recojan nuestro legado. ¿Qué sueña con descubrir? No sueño con descubrimientos, trabajo en pro- curarlos, mis sueños son otros, algunos de ellos se centran en desear que el conocimiento supere a la ignorancia, que el silencio se imponga al ruido, o que la cohesión social supere a la falta de equidad. ¿Cuáles son las fronteras del conocimiento que está empujando ahora mismo, cuáles sus próximos retos? Más allá de los proyectos científicos concretos de nues- tro laboratorio en torno a las claves de la salud y de la en- fermedad, mis próximos retos son tratar de recuperar mi ikigai (razón de ser, ra- zón para vivir) y mi lugar en el mundo. ¿Es la investigación científica una suerte de sacerdocio? ¿Qué coste tiene para la vida? Es una actividad humana indistinguible de cualquier otra. No reúne a los mejores, he conoci- do a muchos miles de científicos, incluyendo una buena colección de investigadores galardonados con el Premio Nobel y otros absolutamente desco- nocidos para la sociedad pese a su infinita genia- lidad. Entre todos estos científicos he encontrado a personas excepcionales en todo y a otros que son maravillosos en su talento, pero cuyo encaje social es complejo. Por último, puedo decir que las peores personas que he conocido en mi larga trayectoria vital han sido precisamente dentro del colectivo universitario. Saber tanto, ¿ayuda a vivir mejor? Esta idea la expresó muy bien una de mis filó- sofas de cabecera, Dolores Flores, cuando dijo a los cuatro vientos ¡qué miedo saber tanto! En mi men- te, todavía con espacio libre para seguir estudiando y aprendiendo del mundo y de la gente, la búsqueda del conocimiento me ha ayudado a disfrutar mucho de la vida, sobre todo porque lo que he aprendido lo he podido compartir con otros. Sin embargo, tam- bién he aprendido que el bienestar emocional es un don provisional y está expuesto a múltiples avata- res. En cualquier caso, “mil veces prefiero” el cono- cimiento que la ignorancia. De lo mucho que ha aprendido a lo largo de su trayectoria profesional y vital, ¿qué le parece primordial transmitir? La vida es lo mejor que tenemos, disfrutemos de ella mientras podamos y dejemos que los demás ha- gan con la suya lo mismo. Practiquemos el respeto a los demás, mantengamos la curiosidad, ampliemos nuestros círculos de empatía, no nos comparemos con los demás y no pretendamos ser aquello para lo que ni nuestro genoma ni nuestro epigenoma están preparados. Con la gramática y con la genómica podemos escribir todas las historias posibles de la vida y de sus circunstancias” 19 Nuestra Nebrija

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjY=