Nuestra NEBRIJA 46- Julio 2023

INVESTIGACIÓN | RESEARCH Aunque aún estamos en etapas iniciales, estas terapias basadas en la microbiota representan un área de investigación prometedora y emocionante que puede conducir a enfoques terapéuticos más personalizados y efectivos. Sus estudios recientes, en colaboración con otros investigadores, sugieren que la microbiota intestinal afectada por una dieta alta en grasas y colesterol en enfermedades como la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) puede estar detrás de trastornos neurodegenerativos, ¿estamos ante una demostración fehaciente del “somos lo que comemos”? Una dieta alta en grasas y colesterol puede al- terar la composición de la microbiota intestinal, lo que a su vez puede afectar la función del hígado y desencadenar una cascada de eventos inflamatorios que conducen a la EHNA. Además, algunos estudios han sugerido que la dis- biosis de la microbiota in- testinal asociada con una dieta poco saludable y la EHNA puede tener efec- tos más allá del hígado. Se ha planteado la hipó- tesis de que los productos derivados de la alteración de la microbiota pueden ingresar al torrente san- guíneo, afectar la barrera hematoencefálica y des- encadenar respuestas in- flamatorias en el cerebro. Estos procesos inflamato- rios crónicos también se han relacionado con tras- tornos neurodegenerati- vos como la enfermedad de Alzheimer y el Parkin- son. La relación entre la dieta, la microbiota y la salud es multifactorial y puede estar influenciada por la genética, el estilo de vida y otros factores ambientales. Por lo tanto, no se puede afirmar definitivamente que “somos lo que comemos”, pero se reconoce cada vez más la importancia de una dieta saludable para mantener un equilibrio adecuado de la microbiota intestinal. Although we are still in the early stages, these microbiota-based therapies represent a promising and exciting area of research that may lead to more personalized and effective therapeutic approaches. Your recent studies, in collaboration with other researchers, suggest that the intestinal microbiota affected by a diet high in fat and cholesterol in diseases such as non-alcoholic steatohepatitis (NASH) may be behind neurodegenerative disorders. Are we looking at reliable proof that the “we are what we eat”? A diet high in fat and cholesterol can alter the composition of the gut microbiota, which in turn can affect liver function and trigger a cascade of inflammatory events that leads to NASH. Additionally, some studies have suggested that gut microbiota dysbiosis associated with an unhealthy diet and NASH may have effects beyond the liver. It has been hypothesized that products derived from microbiota disruption may enter the bloodstream, affect the blood-brain barrier, and trigger inflammatory responses in the brain. These chronic inflammatory processes have also been linked to neurodegenerative disorders such as Alzheimer’s disease and Parkinson’s. The relationship between diet, microbiota, and health is multifactorial and may be influenced by genetics, lifestyle, and other environmental factors. Therefore, it cannot be definitively stated that “we are what we eat”, but the importance of a healthy diet to maintain a proper balance of the intestinal microbiota is increasingly being recognized. Nuestro grupo está trabajando para permitir la identificación de enfoques terapéuticos que se necesitan con urgencia para prevenir o aliviar la neurodegeneración y los procesos asociados al envejecimiento” Our group is working to enable the identification of urgently needed therapeutic approaches to prevent or alleviate neurodegeneration and aging- associated processes” 20 Nuestra Nebrija

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