Nuestra NEBRIJA 47- Diciembre 2023

En el acto de celebración del primer lustro de The Conversation , Margarita del Val, química, viróloga, inmunóloga e investigadora en el CSIC, confesó que le gusta mucho aprender y compartirlo, que eso era “lo mejor del saber”. ¿Cómo se siembra esta actitud por divulgar en profesores e investigadores sin tiempo o atrincherados en sus laboratorios o despachos? Cada vez son menos los profesores que deciden recluirse en su laboratorio. Sí es cierto que duran- te mucho tiempo muchos renunciaron a compartir espacio en la esfera pública porque o bien descon- fiaban de la traslación de su mensaje o bien sentían que su función se limitaba a la docencia y la investi- gación. Cuando nació The Conversation en España muchos agoreros nos predijeron una vida corta por- que temían que no fuéramos capaces de encontrar expertos para contar la actualidad. Pues ya ve: cinco años y más de ocho mil expertos después podemos asegurar que hay banquillo y hay cantera. En Espa- ña muchas universidades creen en la divulgación desde hace muchos años. La apuesta por la cultu- ra científica no es flor de un día. Nosotros estamos siendo testigos privilegiados de un tiempo magnífi- co para la transmisión del conocimiento. En la misma celebración, Eduardo Sáenz de Cabezón, matemático y divulgador, señaló: “Estamos en un momento de la historia en la que cada vez más nos interesa la ciencia y hay una mayor conciencia de la importancia de la ciencia; sin embargo, la evidencia científica sigue sin ser del todo parte importante en la toma de decisiones”. ¿Qué falta, en su opinión, para seguir avanzando en este sentido? Estoy de acuerdo con Sáenz de Cabezón. A mi juicio, no se trata de llegar a más gente sino de que el mensaje llegue a los que tomen de- cisiones, de que las personas que se dedican a la ciencia influyan en las decisiones que se tomen en el Con- greso de los Diputados, en Moncloa, en los círculos de poder de la educación superior, en los medios de comunicación. Todo a su tiempo. ¿Alguna otra observación? Me gustaría subrayar que Nebrija fue la primera universidad española que confió en The Conversa- tion cuando solo era un proyecto embrionario en nuestro país. El apoyo de Nebrija fue determinan- te para la suerte de esta iniciativa editorial. Luego vinieron muchas más, pero Nebrija fue la primera institución académica que entendió que The Con- versation ayudaría a las universidades españolas a cumplir sus objetivos de divulgación del conoci- miento a la sociedad. Este apoyo inicial, al que se han ido sumando decenas de universidades españo- las, ha permitido integrar a miles de profesores uni- versitarios en una publicación que cuenta, además de la nuestra, con ediciones en Australia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, África, Canadá, Bra- sil, Nueva Zelanda e Indonesia. En nuestra base de datos figuran cien mil autores procedentes de tres mil universidades y centros de investigación inter- nacionales. Pero sí, el sueño de The Conversation España empezó en Nebrija. Cada vez son menos los profesores que deciden recluirse en su laboratorio” 13 Nuestra Nebrija

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