Nuestra NEBRIJA 47- Diciembre 2023

nanciera hasta la logística. Las áreas que prometen cambios disruptivos son aquellas que involucran simulación de procesos cuánticos. Por ejemplo, los cálculos serían mucho más precisos al analizar una resonancia magnética, una muestra de un tumor o cualquier sistema biológico. En la industria farma- céutica, la simulación de cada uno de los átomos y moléculas que componen un fármaco se podría hacer de forma exacta (en lugar del ensayo y error actual) y conocer a priori su comportamiento sobre un determinado agente maligno. Esto permitiría di- señar medicamentos específicos para cierto tipo de enfermedades. En otro campo de la ingeniería, podrían reali- zarse los cálculos que permitie- ran diseñar baterías de coches eléctricos mucho más eficientes, simulando previamente cómo fluye la energía a nivel molecu- lar. Y en el campo de la cripto- grafía, la seguridad sería mucho más robusta, al poderse detectar con claridad cualquier intento de robo de información. La computación cuántica también podría ser de ayuda en el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), en un proceso de retroalimentación: “Cuando sea- mos capaces de llevar el com- portamiento cuántico a las redes neuronales, estaremos generan- do una IA más parecida la inteli- gencia natural. Y en el momento en el que tengamos esa inteligencia, nos podría a su vez ayudar a conocer más la naturaleza cuántica”, apunta el profesor Gálvez. En cualquier caso, en el futuro, tampoco habrá un superordenador cuántico en cada esquina. Será un puñado en todo el planeta y “lo que no parece que vaya a ocurrir es que el ciudadano de a pie vaya a cambiar su ordenador personal por un ordenador cuántico, ya que estos no son necesariamente mejo- res en todas las tareas”, concluye Díaz Fernández. Los futuros profesionales de la cuántica La parte básica de la computación cuántica pare- ce estar resuelta. Lo que hace falta es el componente de ingeniería. El Máster de Computación Cuántica de la Politécnica Nebrija está precisamente orien- tado a la ingeniería de computación cuántica. Es decir, a “enseñar a matemáticos, informáticos o fí- sicos cómo programar haciendo uso del concepto de entrelazamiento y la superposición de cúbits, y a conocer los pros y los contras de la tecnología. Los algoritmos secuenciales de la computación clásica no aplican aquí. Aquí el cálculo se aborda de for- ma muy distinta”, apunta el director del Máster de Computación Cuántica de la Universidad Nebrija. El máster no se basa tanto en estudiar mecánica o naturaleza cuántica sino en aplicarla a los procesos de cómputo y comprobación de su viabilidad. “Una de las primeras cosas que tiene que determinar un ingeniero o programador cuántico es discernir si el problema que va a abordar se puede tratar cuántica- mente o de forma clásica. Esto es algo importantísi- mo porque no tiene sentido utilizar la computación cuántica para todo”, advierte el profesor Gálvez. Dentro de los perfiles que está generando la computación cuántica, en la Universidad Ne- brija se trabaja en cuatro gran- des áreas: el programador cuán- tico, es decir, la persona que se encarga de hacer los programas (“que ahora mismo es el perfil más buscado”, advierte Gálvez); el científico cuántico, que es la persona que está en el labora- torio investigando cómo crear nuevos algoritmos y mejorar las búsquedas; el ingeniero cuán- tico, que tiene que ver con la infraestructura (“es la persona que entiende de hardware y es capaz de diseñar o montar orde- nadores cuánticos y decidir qué infraestructura es mejor”); y el consultor cuántico, un profesional más relacionado con el negocio, que decide qué problema es aborda- ble de una forma u otra y sabe adaptar los algorit- mos por sectores. El físico Sergio López Baños, investigador en el Instituto de Energías y Simulación de la Agencia Aeroespacial Alemana, es uno de los alumnos del máster. “Me llama la parte de algoritmos híbridos, donde uno utiliza el ordenador clásico para resolver una parte del problema y el ordenador cuántico para resolver otra parte. Me parece fundamental a día de hoy, cuando aún no tenemos ordenadores cuánticos a gran escala e intolerantes a fallos; y en el futuro me gustaría poder trabajar en el sector energético aplicando este tipo de algoritmos”. La apuesta de la Universidad Nebrija por el futu- ro de la computación cuántica quedará de manifies- to en la próxima investidura como doctor honoris causa de Juan Ignacio Cirac, físico español recono- cido por sus investigaciones en este campo. El nuevo paradigma de computación va a permitir resolver en segundos problemas que ni el ordenador clásico más potente del mundo podría abordar 9 Nuestra Nebrija

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