El incremento de situaciones conflictivas en los equipos de trabajo, debido a sus efectos colaterales, ha suscitado el interés de la comunidad científica. De acuerdo con recientes estudios se puede afirmar que, cada vez más, en el ámbito profesional las habilidades emocionales que determinan el estilo de afrontamiento de conflictos interpersonales toman mayor relevancia.
En esta línea, trabajos desarrollados en España afirman que la ausencia de mecanismos correctores destinados a incidir sobre los factores de riesgo, así como la ineficacia en la gestión del conflicto cuando este ya se ha producido, supone un coste mucho mayor que intervenir para su prevención.