El empleo de la traducción en línea en el aula de lengua extranjera
The Use of Online Translation at the Foreign Language Classroom
RESUMEN
El artículo de Kent Fredholm ‘Online Translation Use in Spanish as a Foreign Language Essay Writing: Effects on Fluency, Complexity and Accuracy’ aporta nuevas perspectivas en el uso de las TIC en el aula de ELE, incorporando como novedad varias aplicaciones de Traducción Automática en línea como herramientas válidas para el aprendizaje de la destreza escrita, y por consiguiente, el uso de la actividad traductora como método didáctico. Esta reseña comenta los hallazgos contenidos en dicho artículo así como posibles usos alternativos de la traducción y su software asociado en la enseñanza de lenguas.
Palabras clave: Traducción automática, ELE, herramientas didácticas, TIC, destreza escrita
ABSTRACT
The article ‘Online Translation Use in Spanish as a Foreign Language Essay Writing: Effects on Fluency, Complexity and Accuracy’ by Kent Fredholm, provides new approaches for the use of ITC tools in FL teaching, introducing as a novelty some online Machine Translation applications as valid tools for the acquisition of written skills and, therefore, the use of the translating activity as a learning method. This review comments the findings within this article and those possible alternative uses of translation and its associated software in language teaching.
Keywords: Machine Translation, FL teaching, didactic tools, ITC, written skills
Fecha de recepción: 7 enero de 2015
Fecha de aceptación: 6 febrero de 2015
Cada vez somos más los docentes de lenguas extranjeras que no ponemos reparos a la introducción de la traducción, en cualquiera de sus variantes, como herramienta didáctica válida. Poco a poco, la habitual “mala fama” adjudicada a la traducción en la enseñanza de lenguas desde la generalización del enfoque comunicativo por su uso complementario de la L1 se está viendo atenuada gracias a los trabajos de especialistas como Alan Duff (1989) o Guy Cook (2012) y su apoyo decidido a la utilización controlada de la traducción (normalmente directa, esto es, L2 > L1) como método para que el alumno vaya ganando seguridad, especialmente en el aspecto semántico, como medio de evaluación para los profesores, o por la consideración de la traducción como un proceso más que como un resultado o producto, proceso que, a priori, permitiría una aproximación más fundamentada a las similitudes y diferencias de los dos sistemas lingüísticos implicados en la clase de idiomas, ya que, es bueno reconocerlo, la traducción siempre ha estado presente de forma tácita en el aula, aunque tan solo sea como el último y sencillo recurso para resolver problemas de índole léxica.
Paralelamente, la aplicación de las TIC a la enseñanza y la consiguiente diversificación de actividades y tareas que éstas posibilitan, no pueden pasar por alto el creciente número de programas y aplicaciones lingüísticas disponibles, entre los que podemos señalar diccionarios, correctores ortográficos y gramaticales y, por supuesto, el software de traducción asistida (TAO) y automática (TA). Por todo ello, resulta especialmente gratificante la aparición de artículos como el que nos ocupa, ‘Online Translation Use in Spanish as a Foreign Language Essay Writing: Effects on Fluency, Complexity and Accuracy’, de Kent Fredholm, centrado en las diferencias en los resultados de aprendizaje que el uso de la TA en línea podría conllevar en estudiantes suecos de español.
Redactado a modo de presentación de un futuro trabajo más pormenorizado, los datos contenidos en este artículo y su estructuración son presentados de una forma minuciosa desde el punto de vista lingüístico a través del análisis de los resultados demostrados por el grupo experimental en fluidez, complejidad y exactitud, en lo que a corrección o mejora morfosintáctica, léxico-pragmática y ortográfica se refiere, siempre comparados con los del grupo de control, sin acceso a herramientas informáticas durante la realización de las tareas asignadas a ambos grupos.
A grandes rasgos, el estudio revela un 44% de palabras traducidas mediante recursos en línea, oscilando entre un 6 y un 100% las palabras traducidas en un solo ejercicio, si bien no puede definirse una conducta generalizada en el uso de dichas herramientas (a pesar de que los informantes con un mayor nivel de español tendieran a utilizarlas con menos frecuencia). Tras el análisis, los resultados no arrojan diferencias significativas en los apartados anteriormente citados, a excepción del morfológico y el ortográfico (en este último caso se apunta a la acción de correctores ortográficos presentes en los procesadores de textos), si bien se cuestiona la influencia potencialmente perniciosa que dichas herramientas pueden tener en el aprendizaje mismo de los estudiantes.
En el aspecto meramente lingüístico, el artículo de Fredholm es impecable y muy interesante. Abre muchas posibilidades de investigación futura en un campo apenas explorado, con unos resultados bien definidos y analizados. No obstante, nos surgen algunos interrogantes en lo que respecta a la parte técnica, sobre todo en la elección de las herramientas TA en línea presentes en el estudio, su ámbito de uso y los aspectos de la traducción tanto directa como inversa (L1 > L2) que intervienen en el mismo. No podemos evitar preguntarnos, por ejemplo, por la tipología de los motores de TA en línea utilizados y si dicha tipología podría haber influido en mayor o menor medida en los resultados del grupo experimental. No todos los servicios de traducción automática disponibles en Internet son iguales, ni en su tecnología ni en los resultados finales que ofrecen al usuario. También conviene señalar que, en principio, dichos servicios no tienen una finalidad didáctica, sino la de eliminar o reducir en lo posible los problemas de comunicación causados por la denominada “barrera lingüística”. Además, están sujetos a un proceso constante de actualización1 que ha posibilitado una mejora evidente de las traducciones generadas. En consecuencia ¿No debería considerarse también este factor como variable interviniente dentro del estudio? Veamos algunos ejemplos ilustrativos.
En su artículo, Fredholm menciona que los sistemas de TA mayoritariamente utilizados durante el estudio por los informantes del grupo experimental fueron Google Translate (https://translate.google.com/?hl=es) y Lexikon24 (http://www.lexikon24.nu/svenska-spanska-lexikon.html), además de una serie de diccionarios en línea sin especificar. En el caso de los traductores, Google Translate es un sistema estadístico de TA, es decir, un sistema basado en corpus que aplica métodos estadísticos y de la Teoría de la Información a corpus de textos bilingües, por lo que cuenta con mucho más lenguaje natural disponible en un formato que las máquinas pueden procesar, generando traducciones mucho más naturales y correctas en todos los niveles.
Si tenemos en cuenta que Google Translate utiliza millones de textos ya traducidos por humanos y subidos a la red a través de su servicio para generar sus propias traducciones mediante aproximación estadística, es muy probable que sus resultados, si no correctos, estén muy cerca de serlo al tener en cuenta incluso cuestiones contextuales y pragmáticas. Además, en su versión restringida accesible mediante cuenta Gmail Google Translator Toolkit (https://translate.google.com/toolkit/list?hl=e) se ofrece al usuario la posibilidad de modificar la traducción propuesta por el sistema.
Sin embargo, aún no hemos podido determinar con exactitud la tecnología de Lexikon24 al no hallar confirmación fidedigna sobre la misma2, pero dadas las características de su funcionamiento, interfaz y capacidad de texto para traducir, consideramos que lo más probable es que se trate de un sistema bastante cercano a la traducción automática por reglas, como el popular SYSTRAN (http://www.systran.es/), que funciona mediante la transferencia de significados de una lengua a otra, y el reconocimiento y aplicación de reglas gramaticales y estructurales de las dos lenguas implicadas en el proceso, aunque no siempre se dé la traducción correcta.
En el caso de los diccionarios o tesauros en línea (no especificados en el artículo), las diferencias en cuanto a la información léxica ofrecida es si cabe más evidente, ya que podemos encontrar diccionarios organizados del modo tradicional, bastante poco flexibles y propios de la web 1.0, como el de la Real Academia (www.rae.es), aquellos que permiten la intervención del usuario en foros cuando la información contenida en la entrada lexicográfica no es suficiente para dar con el significado preciso (www.wordreference.com), o la última generación que combina la disposición lexicográfica tradicional de las entradas y la comparación de corpus paralelos extraídos de documentos residentes en la red, mostrando en pantalla ejemplos de textos originales y sus respectivas traducciones, en un entorno dinámico que permite la aplicación de múltiples filtros para afinar la búsqueda y la determinación de significados por contexto, los cuales ofrecen más información al mostrar el funcionamiento semántico y socio-pragmático de las palabras en discursos reales (www.linguee.es).
Por lo tanto, ¿Deberíamos evaluar de la misma forma los resultados de los estudiantes que han elegido herramientas de tecnología diferente para llevar a cabo su trabajo, cuando sabemos los resultados ofrecidos pueden tener una fiabilidad diferente, aunque dicha diferencia sea mínima? ¿Qué tipo de sistema es el que ofrece más posibilidades didácticas reales?
En su artículo, Fredholm explica que los informantes del grupo experimental tradujeron de forma automática principalmente frases y, en número decreciente, palabras aisladas y párrafos enteros, actividad que se asemeja bastante al uso primario y generalizado de la traducción en el aula de idiomas, uso que pudimos comprobar al realizar un pequeño sondeo in situ durante una ponencia3: un 57% de los presentes declararon emplear la traducción como método para solucionar problemas de significado en el momento en el que se producían, y a la hora de determinar los elementos lingüísticos que más se traducían en clase, un 50% declaró que palabras sueltas y el 50% restante oraciones. Quizá echamos de menos en el artículo una descripción más pormenorizada de las tareas específicas que el grupo experimental podía llevar a cabo con los traductores automáticos, ya que nos queda la sensación de que dichos alumnos se limitaron a sustituir al profesor que resuelve dudas semánticas por herramientas informáticas con la misma función. No obstante, consideramos acertada la división de su análisis en los aspectos lingüísticos relacionados directamente con las características de estos tipos de consultas.
Lo que sí es novedoso es la utilización de la TA para comprobar la corrección de las frases en L2 mediante traducciones inversas, aspecto de la investigación que, a nuestro juicio, debería haber gozado de una mayor atención por el papel evaluador que la lengua materna adopta en estos casos, siempre con un objetivo muy claro: conseguir la mayor corrección posible en L2, yendo más allá del problema semántico para abarcar el sintáctico e incluso el discursivo.
Es evidente que el autor ha dado con un excelente punto de partida para profundizar en un campo de investigación en constante evolución y que tiene mucho más que aportar en cuanto se lleve un análisis paralelo de las particularidades técnicas y funcionales de las herramientas seleccionadas: debe conocerse el abanico de posibles actividades que pueden llevarse a cabo con ellas y dejar de verlas como webs en las que solo se accede a información mayoritariamente léxico-semántica de forma inmediata.
En el reciente reportaje publicado en el diario The Guardian ‘Tech is removing Language Barriers – But Will Jobs Be Lost in Translation?’ (2014) sobre los últimos avances en TA presentados por Google y Microsoft y el reto profesional que suponen para los traductores, la especialista Nataly Kelly separa claramente los objetivos de la traducción y el aprendizaje de lenguas, señalando el valor cultural intrínseco que conlleva este último, puesto que mientras los traductores tendremos que evolucionar en nuestro trabajo adaptándonos a las nuevas tecnologías y a lo que podemos obtener de ellas, a día de hoy el aprendizaje de lenguas no puede reemplazarse por ningún proceso automático ya que, como asegura, “no hay traducción mejor que entender la lengua uno mismo4”.
Las herramientas y servicios de TA en línea no fueron creados desde una perspectiva didáctica sino funcional. Su objetivo final es la producción de traducciones discursivamente competentes y semánticamente acertadas que permitan la comunicación en un entorno global y plurilingüe. A los docentes nos corresponde conocer las características y posibilidades de dichas herramientas y servicios para optimizar su uso en el aula, con el fin de que, además de resolver de forma puntual cierto tipo de problemas, puedan facilitar la comprensión de esos otros aspectos que también están presentes en las lenguas y son igualmente importantes a la hora de dominarlas.
1 En concreto, Microsoft ya ha anunciado la futura traducción/interpretación simultánea Español-Inglés para su servicio de video-llamada Skype y Google ha hecho lo propio con la modificación de su servicio de traducción automática integrada en Google Chrome y sus aplicaciones Google Translate para dispositivos móviles, con la posibilidad de recibir traducciones habladas y convertirlas en textos escritos.
2 Para la redacción del presente cometario, y dado el vacío informativo al respecto en el artículo analizado, nos pusimos en contacto con los administradores de Lexikon24 por correo electrónico con el fin de que nos indicaran la tecnología del sistema, sin que de momento hayamos obtenido respuesta alguna. No obstante, hemos probado las funciones de esta herramienta y hemos comprobado la limitación de caracteres que pueden introducirse para su traducción, así como un funcionamiento erróneo cuando se trata de traducir frases cortas con objeto directo pronominal. Ello nos ha llevado a pensar que el sistema funciona básicamente mediante la transferencia de significados, aunque también debemos admitir un reconocimiento básico de contextos.
3 La ponencia tuvo lugar el 28 de junio de 2014, en el transcurso del II Congreso Internacional Nebrija en Lingüística Aplicada a la Enseñanza de Lenguas, y la recogida de datos se llevó a cabo mediante la tecnología Turning Point.
4 Traducido por la autora.
Bowen, T. (s.f). Teaching Approaches: Translation as a Language Learning Tools. [En línea] Available at: http://www.onestopenglish.com/support/methodology/teaching-approaches/teaching-approaches-translation-as-a-language-learning-tool/146504.article [Último acceso: 09 12 2013].
Cook, G. (2012). Translation in Language Teaching. 2 ed. Oxford: Oxford University Press.
Duff, A. (1989). Translation. 1 ed. Oxford: Oxford University Press.
Hardy, Q. (2015). Language Translation Tech Starts to Deliver on Its Promise. The New York Times [En línea] Available at: http://bits.blogs.nytimes.com/2015/01/11/language-translation-tech-starting-to-deliver-on-its-promise/?_r=0 [Último acceso: 14 1 2015].
Popovic, R. (s.f.) The Place of Translation in Language Teaching. [En línea] Available at: http://www.sueleatherassociates.com/pdfs/Article_translationinlanguageteaching.pdf [Último acceso: 16 12 2013].
Sparkes, M. (2015). Google Could Be about to Destroy the Language Barrier. The Telegraph [En línea] Available at: http://www.telegraph.co.uk/technology/google/11339890/Google-could-be-about-to-destroy-the-language-barrier.html [Último acceso: 13 1 2015].
Williams, M. (2014). Tech is Removing Language Barriers - but Will Jobs be Lost in Translation?. The Guardian [En línea] Available at: http://www.theguardian.com/education/2014/sep/19/tech-removing-language-barriers-jobs-lost-translation [Último acceso: 19 enero 2015].
Zaro, J. J. (2000). La traducción como procedimiento en la enseñanza de lenguas extranjeras: estado de la cuestión. [En línea] Available at: http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~eeooii/actas99-00/traduccion.htm [Último acceso: 09 12 2013].