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desarrollo de las capacidades
personales, en definitiva, de es-
fuerzo individual y de reconoci-
miento social por esa capacidad
de esfuerzo.
Toda mejora en la educación
pasa por el esfuerzo individual,
por la capacidad de las per-
sonas de transformarse a sí
mismas mediante el esfuerzo
individual, para ser capaces de
afrontar la selección rigurosa de
los mejores estudiantes, para
afrontar la exigencia constante
de los profesores de la universi-
dad mejorando su formación o
desarrollando sus capacidades,
para sostener la competencia
futura entre las empresas y las
instituciones para ofrecer “a los
mejores” los empleos más cua-
lificados y los mejor pagados, en
dineros o en honores.
Quienes no deseen ver esta rea-
lidad ineludible no deberían ser
aceptados en ninguna univer-
sidad con futuro. El esfuerzo
forma la parte más significativa
de la capacidad del ser humano
para mejorarse a sí mismo. Sin
esfuerzo no hay educación de
calidad, ni formación universita-
ria competitiva, ni contribución
al bien común, ni satisfacción
individual real con el camino
universitario recorrido.
En la Universidad Nebrija siem-
pre hemos apostado por fa-
vorecer y premiar el
esfuerzo
individual
en todos los ámbitos
de nuestra actividad. La
intensidad
académica
de nuestra Institución es
bien conocida en el sector
universitario. La selección
de nuestro profesorado es
rigurosa, su esfuerzo investi-
gador y docente es creciente y
admirable, la capacidad com-
petitiva está presente en todas
las transformaciones internas
que realizamos con el esfuerzo
de todos, nuestra dedicación al
trabajo y al desarrollo de nues-
tros estudiantes es completa,
generosa y esforzada.
Seleccionamos bien a nues-
tros alumnos, les orientamos
con precisión hacia las salidas
profesionales de sus carreras o
másteres, les exigimos un tra-
bajo constante, bien modulado,
creativo y transformador de sus
capacidades, estamos atentos
al camino exigente que recorren
en las aulas, en las prácticas
profesionales y en su orienta-
ción hacia el trabajo futuro y
acabamos muy orgullosos de
cómo nos representan ante las
empresas e instituciones cuan-
do se gradúan y comienzan su
actividad laboral.
Hasta ahora, el esfuerzo indi-
vidual de todos los miembros
de la Comunidad Nebrija y de
nuestros exalumnos ha sido y
es nuestro principal activo y la
clave fundamental de nuestro
éxito. Mi recomendación es que
brindemos por el esfuerzo en
todas las celebraciones univer-
sitarias y en todas las fiestas a
las que acude la juventud uni-
versitaria actual de nuestro país.
Ahora, en España, necesitamos
volver a la cultura del esfuerzo
y de la intensidad académica
en las universidades, para sen-
tirnos satisfechos como espa-
ñoles de nuestro presente y de
nuestro futuro. El esfuerzo in-
dividual recuperado como una
prioridad social nos permitirá
una sana dedicación al control
de nuestra propia vida y al tra-
bajo productivo como fuente
del bienestar de todos nuestros
conciudadanos.