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N
Aún consciente de que lo
que aquí escribamos esca-
so o nulo eco tendrá en los
legisladores que tienen en
su mano hacer las reformas
que nuestro sistema necesi-
ta, deseo afrontar este primaveral
número de
Nuestra
con espíritu cons-
tructivo respecto de nuestro sistema universitario,
máxime después de que a algunos les haya sor-
prendido mi dura crítica contra la futura Ley del Es-
pacio Madrileño de Educación Superior de la que
algún medio de comunicación social influyente se
ha hecho eco. Y es que pienso que un rector debe
pronunciarse en público sobre su modelo de uni-
versidad y, por ende, de sistema universitario, des-
de el respeto pero con total libertad. Espero que
estas breves líneas sirvan a la comunidad Nebrija
para la reflexión optimista, en el convencimiento de
que nuestra Universidad y sus componentes sí que
buscan de manera decidida una universidad más
libre, más competitiva, más eficazmente diseñada
para lograr sus metas seculares.
Es obvio a mi entender que las soluciones que pro-
pongo en este breve texto aliviarían la situación y
harían el sistema universitario europeo (y por ende
el español amén del madrileño) más competitivo y
atractivo, tanto para los estudiantes como para los
docentes e investigadores, en definitiva, para la co-
munidad universitaria y la sociedad en su conjunto.
Y también lo es la suma dificultad que acarrea des-
montar más de doscientos años de historia uni-
versitaria continental, burocratizada, funcionarial e
intrínsecamente endogámica en el caso español,
lo que en modo alguno puede hacerse sin la legí-
tima ambición de luchar por un sistema universi-
tario ideal. El tema me apasiona, llevo dedicadas
muchas horas de lecturas y reflexión, aunque debo
confesaros cierta frustración. Intentaré resumir en
sólo cinco las propuestas de mejora de nuestro
sistema universitario mediante su enumeración
sintética:
I.
Retorno en lo posible al modelo universitario co-
legial, deshaciendo lo andado en el modelo buro-
crático/funcionarial, con el objetivo de alcanzar
la cooperación académica entre profesores y
estudiantes, pero respetando el principio de sub-
sidiariedad en su concepción clásica. Esto es,
favoreciendo unas condiciones de contorno que
permitan a las universidades de iniciativa social
privada desarrollar toda su potencialidad y re-
construyendo, mediante la gestión profesional y
la profunda revisión conceptual, las universida-
des públicas que deberían seguir siendo parte
esencial del sistema, velando por el acceso uni-
versitario de los mejor preparados que carezcan
de recursos para acudir al sistema privado.
II.
Potenciación de la libertad académica orienta-
da a la búsqueda de la verdad y el bien común,
fomentando con ello la verdadera autonomía
Carta del rector
Un sistema universitario
mejor
es posible
Hay que potenciar la libertad académica orientada a la
búsqueda de la verdad y el bien común, fomentando la
verdadera autonomía universitaria y la competitividad
nacional e internacional de las universidades.
Juan Cayón.
Rector de la Universidad Nebrija