Nuestra NEBRIJA 24 - Enero 2018 - page 8

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La universidad y la ciencia han
idosiemprede lamanoen toda
la cultura occidental, desde
los viejos tiempos anteriores
al Renacimiento, en los que la
Iglesia y el poder político acor-
daroncrear las institucionesde
enseñanza superior, hoy deno-
minadas universidades. Vamos
a dar un brevísimo paseo his-
tórico por esas interrelaciones
de la universidad con la cien-
cia, para trasladar a nuestros
estudiantes la importancia del
conocimiento científico, técni-
coo social en todas lasépocas
modernas.
Se cumplen este curso ocho-
cientos años desde la creación
de la Universidad de Salaman-
ca en España, cuyas cáte-
dras iniciales se denominaban
“maestros”, entre losquehabía
uno en leyes, dos de lógica,
dos de gramática, dos de físi-
ca o medicina, uno de órgano,
un apotecario, un bibliotecario
y dos conservadores. Así, la
Universidad de Salamanca se
convirtió, juntocon lasdeParís,
Oxford yBolonia, enunade las
primeras universidades euro-
peas y hoy en día es la única
española que hamantenido su
actividad a través de los siglos.
El 22deenerode1476nuestro
prócer Elio Antonio de Nebrija,
cuyonombrede familiaeraAn-
tonioMartínezdeCalayJarana
toma posesión de la cátedra
Prima de Gramática
de dicha
universidad ydedica losprime-
ros años a redactar sus
Institu-
ciones latinae
(1481). El idioma
“científico” del momento.
Estas universidades iniciales
y las del renacimiento solo es-
tán parcialmente en el centro
del progreso de aquellos años,
pues son los gremios, los ejér-
citos, losmarinos, losmédicos,
los denominados sabios de la
Iglesiaode laCorte, losnobles
y los monarcas quienes, por
necesidadesde laguerra,de la
paz, de laconquista, del placer
yde laalimentaciónde lospue-
blos, se preocupan por aportar
nuevas formas de hacer, nue-
vos conocimientos “científicos”
ydescubrimientosútilesparael
conjuntode la sociedad.
Sin embargo, las instituciones
universitarias han servido para
poner en común los mejores
conocimientos de cada época,
al mismo tiempo que debían
dedicar susesfuerzosaeducar
a las clases dirigentes, para
convertir a sus relevantes es-
tudiantes en lo que hoy deno-
minamos servidores públicos,
directivos privados, profesores,
científicos y una multiplicidad
deprofesiones liberales.
Entre todas laspersonas vincu-
ladas a las universidades iban
a destacar al cabo del tiempo
los científicos, por su dedica-
ción a la experimentación o al
conocimiento teórico ypráctico
con bases “científicas”, lo que
les permitía el descubrimiento
de nuevas realidades, proce-
sosoproductosmuy favorables
para la humanidad.
Muyprontosepudover, enesta
evolución histórica de las uni-
versidades, que las aportacio-
nes de los científicos eran úti-
lesparael cuidadode la salud,
para el desarrollo de la econo-
mía y para el progresomaterial
o para la comprensión de los
contornos propios del mundo
en el que se habitaba en cada
unade lasépocashistóricasde
evolucióndeestas instituciones
básicas para la ciencia.
El científico fue haciéndose su
huecocomoprofesional del co-
nocimiento aplicado a la com-
prensión y transformación de
la materia y se convirtió así en
impulsor del bienestar de los
ciudadanos, porque sus inves-
tigaciones y conocimientos,
independientemente de donde
L
a
universidad
y
la
ciencia
han
ido
siempre
de
la
mano
en
la
cultura
occidental
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