Nuestra NEBRIJA 24 - Enero 2018 - page 9

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losdesarrollara, hacíanprogre-
sar a toda la sociedad.
El denominado siglo de las lu-
ces (XVIII) va a marcar un au-
téntico punto de inflexión en el
exiguo conocimiento humano
y en el deseado progreso ma-
terial asociado al mundo del
conocimiento y de la ciencia.
Mucho se avanza durante ese
siglo con el inicio del “méto-
do científico”, con los descu-
brimientos de la denominada
revolución industrial y con la
puesta en marcha de nuevas
formas de análisis de la reali-
dad.
Todo el siglo XIX y el siglo XX
han ido de la mano de profun-
das transformaciones materia-
les y sociales que pueden ser
asociadas al entonces denomi-
nado progreso científico, pues
éste se traducía en la utiliza-
ción masiva de nuevas formas
de producir, de desplazarse,
de comunicarse, de relacio-
narse con la naturaleza o con
la salud que iban haciendo del
mundo un lugar por todos co-
nocido, sin necesidadde viajar
uno mismo, y ensalzaba el co-
nocimiento científico hasta las
cotasquehoy lehacen respon-
sable de todo el progreso ma-
terial y humano.
Esta actividad investigadora y
el ambiente de impulso conti-
nuo al conocimiento científico
se han desarrollado en Europa
tanto dentro como fuera de las
universidades
tradicionales,
puessehancreadomultitudde
institutos, centros de investiga-
ción, iniciativas culturales y so-
ciales, laboratoriosocentrosde
experimentación dentro o fuera
de las instituciones universita-
rias, con diferentes formas de
relación con las mismas. Cien-
cia y universidadpueden ir uni-
das o separadas o actuar en
mutuacolaboración.
Este siglo XXI será muy inte-
resante y productivo en todos
los temas relacionados con la
creación y divulgación del co-
nocimiento científico, pues ya
se han tendido todos los puen-
tes posibles entre los investiga-
doresde todas las instituciones
científicasdelmundo, así como
dentro de muchas universida-
des, donde se ha trazado una
estrecha unión entre la docen-
cia y la investigación aplicada
o entre ésta y la investigación
básica.
Citemos, a título de ejemplo,
dos de las “revoluciones” cien-
tíficas en marcha en el año
2017. Por un lado, las nuevas
técnicas de pegado y cortado
de trozos de ADN, para con-
seguir sistemas de edición
genética que permitan preve-
nir enfermedades o trastornos
hereditarios, aunque esta revo-
lución nos obligue a entrar en
serios problemas o disquisicio-
nes éticas sobre la evolución
natural de nuestra especie. Por
otro lado, la revolución de la
astronomía para situar nuestro
mundoenel universo, pues he-
mos conseguido superar uno
de los últimos interrogantes so-
bre la Teoría de la Relatividad
de Einstein con la detección
de las ondas gravitacionales.
Estamos ante otra “revolución”
científica desde que se inicia-
ron todos los progresos de la
radioastronomía de los últimos
cincuenta años, pues ha surgi-
do la esperanza de descubrir
planetas habitables a unos 40
años luz de distancia, en otro
sistema solar de los miles que
existen en el universo.
La universidad y la ciencia for-
maránsiempreunconjuntodon-
de lasmentespreclaraspodrán
disfrutardedosde laspasiones
egregiasmás importantesde la
naturaleza humana: la pasión
por el aprendizaje y la pasión
por el descubrimiento.
L
as
universidades
han
servido
para
poner
en
común
los
mejores
conocimientos
de
cada
época
.
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