Revista NUESTRA NEBRIJA 20 - Febrero 2017 - page 5

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vez para darnos cuenta de que
quizás deberíamos tener una
vida estratégica y diplomática
independiente; la consolidación
de Rusia con un criterio propio
en el panorama internacional,
bien podría suponer un modelo
y ejemplo a seguir o quizás, aun-
que no quiero incumplir mi pro-
mesa realista, una Europa conti-
nental más fuerte y unida sobre
la base de los valores y no sólo
del dinero; y la crisis bancaria
italiana, bien podría acabar su-
poniendo un saneamiento, qui-
zás traumático pero necesario,
que la dote de manera estable
de más solvencia y solidez.
En lo que toca a los desafíos
patrios, la ausencia de mayo-
rías absolutas quizás tenga por
fruto un mayor y más verdadero
diálogo entre los partidos que
fructifique en un mayor sentido
de Estado; es aún posible que
de los congresos de los partidos
de centro izquierda salga una
honda reflexión sobre su nece-
saria contribución al desarrollo
de esta nación; y también podría
ser que del desafío nacionalista,
llevado a enfrentarse al extremo
de la ruptura, se obtuviera como
fruto dejar la cuestión zanjada
de una vez por todas conser-
vando la integridad histórica na-
cional. Incluso las purgas cons-
tantes de los radicales podrían
tener por efecto el desencanto
de aquellos que de buena fe se
unieron a sus filas pensando en
un mañana mejor. Es decir, que
las distintas coyunturas en las
que nos encontramos, bien po-
drían solucionarse de manera
favorable a los intereses de la
mayoría de nosotros. Aunque
quizás no, claro está.
En resumen, contemplamos un
panorama que es el propio de la
postmodernidad, un panorama
lleno de contradicciones y de in-
terrogantes que, abordados con
sensatez y con independencia
de cómo se resuelvan, nos lle-
van a pensar en un futuro sus-
tancialmente distinto de aquel
en el que nacimos quienes hoy
trabajamos en Nebrija. Nuestra
obligación por tanto como do-
centes, y en esto creo que no
hay diferencias entre profesores
y personal de servicios, pues de
una u otra forma todos tenemos
encomendada la tarea de trans-
formar a nuestros estudiantes,
es prepararles para esta nue-
va realidad. Una realidad en la
que sólo con sólidos valores y
principios podrán evitar naufra-
gar o al menos acercarse peli-
grosamente a los acantilados,
seducidos por las engañosas
voces del populismo, la pereza,
la chapuza o la desesperanza;
una realidad en la que lo impor-
tante es tener sanos principios
racionales, coherencia personal,
disciplina y esfuerzo, amor por
el trabajo bien hecho, pasión por
la vocación y altas capacidades
valóricas que permitan resistir
a la frustración. Y en eso, como
decía una de nuestras campa-
ñas publicitarias, debemos ser
ejemplos. Ejemplos de vida pro-
fesional y personal; de abnega-
ción; de pasión vocacional; de
seriedad y exigencia; de cohe-
rencia entre lo que decimos y lo
que hacemos; de honorabilidad
y de esfuerzo orientado a una
Universidad mejor, a un mundo
mejor en definitiva.
Nuestro vertiginoso crecimien-
to nos hace cometer errores y,
a veces, defraudar las expec-
tativas que nos marca nuestro
ideal. Seamos realistas y corri-
jamos lo que toque, pero tam-
bién aspiremos a más. No en
vano, cada vez más, somos la
envidia del sector. Ciertamente
podemos mejorar en muchas
cosas, pero no tengo duda de
que ya estamos en la senda
adecuada y de que este camino
de transformación que vamos
consolidando es el del éxito en
nuestra misión. Mucho ánimo y
a la tarea.
Contemplamos
un panorama
propio de la
postmodernidad,
lleno de
contradicciones y
de interrogantes
que nos llevan
a pensar en
un futuro
sustancialmente
distinto de aquel
en el que nacimos
quienes hoy
trabajamos en
Nebrija.
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