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es publicar su información y col-
garla en Facebook o fotógrafos
para colgar sus fotos en Insta-
gram… Yo enseñaría un código
para no pisarnos unos a otros ya
que no tenemos a nadie que nos
represente. Las asociaciones
de prensa y las organizaciones
como Reporteros Sin Fronteras
no tienen ningún tipo de poder o
ganas de sentar estas bases”.
Periodistas comprometidos
Cuando Ángel Sastre recogió en
Nebrija su Premio Nipho animó
a los alumnos allí presentes a
que no se conformasen durante
su profesión, a que ejerciesen
la denuncia social allí donde se
produjesen desigualdades. “Los
periodistas debemos tomar par-
tido”, afirma.
No solo se refiere a los repor-
teros y corresponsales, los pe-
riodistas de redacción también
deben tener una actitud crítica.
“Siempre hay maneras de con-
tar historias, incluso desde la
redacción. Yo estaba en una,
pero me cansé de ella; pero
desde las redacciones también
pueden contarse historias que
merecen la pena. Con investi-
gación, llamadas, fuentes de in-
formación, muchas horas extra
y luchando con tus jefes para
que te dejen contar esas histo-
rias, pero no hagas un repicado
de agenciaagencia. Hay muchos
temas locales que merecen ser
denunciados, mira si no el caso
de Spotlight. También puedes
coger 15 días de tus vacaciones
e irte a contar una historia, pero
por supuesto, cobrando por el
reportaje”, afirma Sastre.
Solo así puede hablar una per-
sona cuya agenda, economía y
vida giran en torno al periodis-
mo y la búsqueda permanente
de historias que contar. Una
vida “soñada” que comenzó en
las aulas de Nebrija cuando uno
de sus profesores, Javier Berna-
bé, proyectó en clase
Las flores
de Harrison
, historia de una pe-
riodista que en plena guerra de
los Balcanes va a buscar a su
marido corresponsal desapare-
cido. “Primero me fui a Londres,
luego a América Latina y de ahí
a la cobertura de conflictos. La
verdad es que hay mil historias
que poder contar. Lo que está
pasando en África es tremendo,
las hambrunas, la amenaza de
Al Qaeda, los secuestros en Ni-
geria… Cuando estudiaba sí que
me imaginaba estar haciendo lo
que hago, pero no con este pa-
norama”, cuenta emocionado.
Un trabajo que defiende por la
necesidad de seguir contando lo
que sucede en escenarios don-
de mueren cientos de personas.
Un trabajo por el que sufrió un
secuestro de casi 10 meses en
Siria a manos del Frente Al Nus-
ra –filial siria de Al Qaeda– y del
que reconoce no haber apren-
dido absolutamente nada. “Me
gustaría decir que ahora valoro
mucho más cada instante y co-
sas así, pero no. Lo único que
tengo de esa experiencia son se-
cuelas y ninguna buena. Aunque
pienso que, después de todo
aquello, estoy intentando ser un
poco mejor persona y volver con
más fuerza. Que no me ha debi-
litado sino que me ha fortaleci-
do, soy más fuerte, más rápido
y más duro. Cero dramatismos
con el tema del secuestro. Yo
estoy listo para volver al frente,
pero en las redacciones no pare-
ce que estén muy por la labor…”,
explica con valentía.
Infinidad de veces le han pregun-
tado si, después de esa expe-
riencia vivida, todavía le quedan
ganas de seguir acudiendo a zo-
nas de conflicto. Sastre respon-
de recordando a otro maestro
de reporteros, Enrique Meneses.
“Como me gustaría tener otra
vida para pasar por el mismo
camino, por muy duro y pesado
que sea. Es un camino de felici-
dad, de aventuras, de conocer a
gente, de sentirte satisfecho con
lo que estás haciendo”. Ángel
Sastre ha logrado que así sea su
día a día.
Fotografo PABLO COBOS
“Los editores
cada día quieren
más por menos,
los
freelance
nos
estamos disparando
unos a otros
tirando los precios,
es frustrante”.