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NUESTRA
· ENE 2013 · Nº 7
obviarse algo esencial: que la
importancia social y política de
una lengua está íntimamente
ligada a la de las actividades
que con ella se realizan. Si la
arquitectura, la ingeniería, la
filosofía o la medicina que se
practiquen desde los países
hispanohablantes y en español
son buenas, la lengua española
recibirá los beneficios de esa
calidad, en términos de prestigio
y de un mayor número de
neohablantes.
¿CREE QUE SE DEBERÍA
POTENCIAR MÁS EL
ESPAÑOL COMO MARCA
NACIONAL, BASE DE
DIFERENCIACIÓN Y VALOR
AÑADIDO DE NUESTRA
SOCIEDAD A ESCALA
CULTURAL Y ECONÓMICA?
El peso internacional de la
lengua española crece cuando
aumenta el índice de desarrollo
humano de los territorios en que
se habla. En el proyecto sobre el
valor económico del español que
dirigen García Delgado, Alonso
y Jiménez, se habla de las tres
«pes» del español: su «peso»
en el PIB, su condición de
«palanca» para los intercambios
comerciales y su valoración con
«premio» salarial para los que la
dominan.
Los profesionales bilingües
inglés-español están
comenzando a verse como
habituales y, por tanto, como
imprescindibles. Esto es lo que
hay que explicar con claridad,
aunque nuestra preocupación
principal no debería centrarse en
el «arca», sino en la confección
de un buen «paño».
¿QUÉ PODER TIENE LA
LENGUA ESPAÑOLA
EN EL CONCIERTO
INTERNACIONAL ACTUAL?
Existen ámbitos o sectores en los
que el conocimiento del español
es inexcusable: el turismo y
el comercio internacional son
dos de ellos. Y hay también
una percepción muy positiva
en el campo de las relaciones
internacionales. La situación no
es la misma, sin embargo, para
la comunicación en el mundo
de la Ciencia y la Tecnología,
donde el inglés se ha convertido
en la casi exclusiva lengua
franca. Pero a veces se olvida
que no existe un solo tipo
de comunicación científica.
Las relaciones profesiones
entre científicos de diversos
países son normalmente en
inglés, pero hay lugar para el
español en la formación de
nuevos profesionales, en las
investigaciones aplicadas, en
las relaciones regionales, en
la divulgación científica, en la
prensa especializada. Por lo
demás, cuanto mejor sea nuestra
investigación, mayor prestigio
para nuestros países y, en
definitiva, también para nuestra
lengua.
Sentados, de izda. a dcha.:
Emilio Botín, presidente del Banco
de Santander; Drew Gilpin Faust,
presidenta de la Universidad
de Harvard, y Víctor García de
la Concha, director del Instituto
Cervantes. De pie, el primero por la
dcha.: Francisco Moreno, director
ejecutivo del nuevo Cervantes en
la Universidad de Harvard. Tercero
por la dcha.: Rafael Rodríguez
Ponga, secretario general del Instituto
Cervantes, junto a otros miembros de
las tres instituciones.
“La forma de hablar
es tan importante
para presentarnos
en sociedad como
el aspecto físico”