Nuestra NEBRIJA 07 Enero 2014 WEB - page 23

NUESTRA
· ENE 2013 · Nº 7
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COLABORACIONES
indirectamente la idea de que no
es un idioma para la investiga-
ción o para la ciencia a la par que
dicen apoyar su difusión y su
presencia internacional.
Importa muy poco para el
prestigio del español cuántos
libros escritos en inglés, francés
o alemán se traduzcan a nuestra
lengua. Importa mucho más
cuántos libros escritos en nuestra
lengua -y no solo de literatura- se
traducen a esos otros idiomas,
y, por lo tanto, en qué medida
nuestro pensamiento influye en
el de otros, nuestros proyectos se
emulan y nuestra investigación
atrae a los demás. El libro de
John Lechte
Fifty key contemporary
thinkers
es ya un clásico entre las
obras de referencia. Se publicó
en 1994 y se tradujo pronto a
un buen número de idiomas. El
nuestro fue, desde luego, uno de
los primeros a los que se vertió,
pero ello tiene muy escasa rele-
vancia comparado con el hecho
de que solo uno de los 50 pensa-
dores seleccionados en esa obra
escribiera en español.
Hace poco supe que la calidad
de la traducción automática
inglés-japonés que se ofrece en
Internet no es tan baja como la
que proporcionan los programas
equivalentes que traducen del
inglés al español. Ciertamente,
todavía faltan unos cuantos años
para que estos programas den
resultados plenamente satisfac-
torios, en parte porque en toda
traducción de calidad hay un
componente artístico que una
máquina nunca podrá alcanzar.
Aun así, las mejoras que se están
produciendo en este campo son
espectaculares. Se trata, sin em-
bargo, de proyectos que reúnen,
casi prototípicamente, el conjun-
to de condiciones que los gobier-
nos desean evitar en las iniciati-
vas que apoyan: son muy caros,
no ofrecen resultados a corto
plazo (digamos, una legislatura)
y no dan lugar a una presencia
mediática masiva.
Las nuevas tecnologías exigen re-
cursos lingüísticos, pero también
conceptuales, sumamente poten-
tes. Los derivados de la llamada
Web semántica
constituyen un
buen ejemplo de ello. Necesita-
mos más proyectos que permitan
compartir, traducir y elaborar
la información escrita en espa-
ñol en todo el mundo mediante
recursos tecnológicos punteros,
más investigación primaria sobre
la estructura de nuestra lengua
en su fonética, su sintaxis y su
léxico, así como más lingüística
aplicada que ponga en práctica
todos esos resultados. Necesita-
mos también más laboratorios
de idiomas y más investigación
sobre la enseñanza del español
como primera y segunda lengua.
Las autoridades políticas entien-
den que gastarse 2,6 millones
de euros cada tres años en un
congreso multitudinario sobre
la lengua española con masiva
repercusión en los medios es
una buena forma de apoyarla.
Supone escaso consuelo el que la
mayor parte de ese dinero pro-
venga del país hispanohablante
que organiza el congreso, segu-
ramente no sobrado de fondos.
No creo que los que los aportan
se pregunten si ese gasto -ven-
ga de donde venga- constituye
verdaderamente la mejor forma
de invertir en el español. Existen
pocas dudas de que repartiendo
esa misma cantidad trianual
entre el conjunto de proyectos de
investigación y de desarrollo que
hoy están a la vista se haría un
servicio muy superior a la lengua
y a sus hablantes.
Es muy improbable, sin embar-
go, que tal forma de argumentar
sea entendida por las autorida-
des, especialmente si se piensa
que los resultados de todos
estos proyectos tendrían esca-
sa presencia en los medios. En
realidad, ni siquiera se podrían
inaugurar en vistosos actos con
largos discursos y amplia asis-
tencia de la prensa.
Ignacio Bosque
Miembro de la Real Academia Española
Miembro del Consejo Rector de la Fundación Antonio de Nebrija
Importa muy
poco para el
prestigio del
español cuántos
libros escritos en
inglés, francés
o alemán se
traduzcan a
nuestra lengua.
Importa mucho
más cuántos
libros escritos en
nuestra lengua se
traducen a esos
otros idiomas
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