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Artículo
La cienciaque no se comunica
no existe. Desde luego, entre
pares, para que sea juzgada y
admitida en el corpus de cono-
cimientodecadaespecialidad.
Pero, cada día más, la ciencia
que no se comunica al públi-
co no se considera tal ciencia.
Galileo, revolucionario en tan-
tos sentidos, decidió escribir
en italiano y abandonar el latín,
entonces el idioma del conoci-
miento, para ser comprendido
por sus contemporáneos. Des-
de entonces, se han producido
miles de abandonos de las jer-
gas específicas en la búsque-
da de idiomas que todos com-
prendamos.
La tarea de los periodistas
científicos, desde que empezó
laespecialidad, allápormedia-
dos del XIX, ha sido siempre la
de hacer partícipes a lamayo-
ría de los conocimientos de la
minoría, deunamaneraacrítica
al principio, como robando a
los dioses el fuego de la sabi-
duría, cómplicemás tarde, ayu-
dando a popularizar el conoci-
miento para conseguir apoyo y
fondos, y, más recientemente,
con la mirada crítica que todo
periodismo debe ofrecer; en-
viados de la sociedad –ante la
que responden- al país de la
ciencia.
Y ese periodismo ha bebido
tradicionalmente de las univer-
sidades, allá donde se fabri-
caba buena parte del conoci-
miento. Hoy hay más centros,
públicos y privados, en los
que los periodistas que escri-
ben de ciencia siguen encon-
trando la materia prima de su
trabajo. Según el informe de la
FECYT (Fundación Española
para la Ciencia y la Tecnolo-
gía), en 2015 había en España
73.327 personas dedicadas
a investigación en universida-
des, 39.678 en centros públi-
cos y 87.432 en empresas, lo
que supone un total de poco
más de 200.000. Las universi-
dades, pues, siguen siendo un
caladero básico para obtener
informacióncientífica.
Eso exige a los periodistas ir a
lasuniversidades, desde luego,
pero también a las universida-
des ir a los periodistas. Y, tam-
bién, ir directamente a los ciu-
dadanos, tal y como ya se está
haciendo en las cada vez más
numerosas unidades de cul-
tura científica que hay en casi
la mitad de las universidades
españolas. Las UCC se han
revelado extraordinarias herra-
mientas complementarias de
los gabinetes de comunicación
con tareas específicas. De he-
cho, en la CRUE funciona una
comisión específica y distinta
de ladecomunicación, que tie-
ne como objetivo principal “el
apoyo e impulso a la divulga-
ción de la ciencia como herra-
mienta esencial para transferir
L
a
ciencia
que
no
se
comunica
no
existe
.
Divulgar
paraqué
AntonioCalvo.
PresidentedeAsociaciónEspañoladeComunicaciónCientífica y
director deComunicaciónde laUniversidadNebrija