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Para ello es vital una educación
que tenga en cuenta el entorno
en el que vivimos y cree unos
valores de respeto y sensibiliza-
ción. Que los ciudadanos elijan
por decisión propia medios de
transporte sostenible e incul-
quen ese pensamiento en las
siguientes generaciones. Una
educación que debe partir del
ámbito propio de cada persona
al mismo tiempo que es fomen-
tado y apoyado por las institu-
ciones.
El papel de las instituciones
El cambio de paradigma y la re-
volución en el transporte debe
partir de los estamentos públi-
cos, instalando, por ejemplo, una
flota de transporte sostenible
como los autobuses eléctricos.
Los expertos también coinciden
en que “es necesario la ayuda
y el apoyo de las instituciones
hasta que las iniciativas priva-
das puedan mantenerse solas”,
como afirma Javier Arboleda. Y
es que desarrollar la tecnología
necesaria para la movilidad ur-
bana sostenible es muy costoso
en sus inicios. Además, añaden
que “las regulaciones van por
detrás de las necesidades de los
usuarios” que se ven en la situa-
ción de no poder usar sus vehí-
culos cuando se alcanzan altos
niveles de contaminación.
Lo que parece claro es que cam-
biar las costumbres e ir hacia
un nuevo sistema de movilidad
sostenible está en manos de to-
dos y ya existen muchas inicia-
tivas que nos pueden ayudar a
dar el cambio con una demanda
creciente de servicios que ha ve-
nido para quedarse.
La generación
millenial
se
preocupa más por
la contaminación.