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sus trabajos proyectados en un
cine de verdad. La primera sala
de la capital que acogió AdN, la
de los cines Verdi, se llenó con
creces el primer año que Madrid
fue el escenario de este festival.
Tal fue así, que con el grito al
unísono de todos los alumnos
de “al Capitol”, el certamen se
mudó al corazón de la Gran Vía
madrileña.
A lo largo de todos estos años el
festival ha evolucionado bastan-
te. Los recursos para grabar se
han transformado radicalmen-
te, antes todo era más grande
y pesaba más, el montaje y la
edición no eran ni la mitad de
sencillos de lo que son ahora y
de la posproducción mejor no
hablar. Marta González Caballe-
ro, profesora de la Universidad
y una de las coordinadoras del
certamen, recuerda como los
alumnos tenían que ingeniárse-
las para llegar a tiempo con la
entrega: “Ha habido ediciones
en las que nos llegaban el último
día, a última hora y en el último
minuto. Estaban exportando tra-
bajos que tardaban muchísimo.
Era muy emocionante, es muy
curioso cómo ha cambiado todo
eso”, rememora.
Pero si algo no ha cambiado de
AdN ha sido el papel protago-
nista que juegan los alumnos
de la Nebrija tanto en su con-
tenido como en su continente.
Además de ser realizadores,
actores, cámaras, productores o
guionistas, los y las estudiantes
son los responsables de la or-
ganización del festival y sus ac-
ciones de promoción, búsqueda
de patrocinadores para financiar
la gala, selección de un jurado
profesional que valore los cor-
tos, presentación y realización
de la gala... Es decir, de asegurar
que todo esté a punto el día de
los premios. La coordinación de
este trabajo se desarrolla a tra-
vés del Club de AdN, con la crea-
ción de diferentes departamen-
tos técnicos y organizativos. Un
importante reto para los alum-
nos que exige un equipo unido y
en donde fluya la comunicación.
Este año Sandra Alonso, estu-
diante de cuarto de Comuni-
cación Audiovisual, ha sido la
directora de la gala y su lucha
para sacarla adelante bien po-
dría servir para varios festiva-
les más. Para ella, este festival
destaca por haber logrado que
estudiantes de primero y vetera-
nos de cuarto y quinto compitan
en igualdad de condiciones: “No
solo llegan a la final cortos de
gente de cuarto, que puede te-
ner más conocimientos y recur-
sos para grabar, sino también
cortos de gente de los primeros
cursos que sorprenden al públi-
co”. Otro de los aspectos que a
juicio de Alonso hacen valer este
festival es el trabajo en equipo y
la buena colaboración entre los
estudiantes en la realización de
sus cortos. “Hay una sana com-
petencia, todos quieren ver su
corto en el Capitol. Ganar es un
extra”, explica.
Para Nico Grijalba, coordinador
de Periodismo y Comunicación
Audiovisual y director del Club
AdN, “los directores no deben
imponer sus ideas, ni colgarse
las medallas, sino que deben
tener una visión global de todos
los departamentos y confiar en
el trabajo de sus compañeros”.
La difícil decisión del jurado
El Festival AdN cuenta todos los
años con un jurado de profesio-
nales en activo, figuras reconoci-
das en el panorama audiovisual
español, que son los encarga-
dos de evaluar el trabajo de los
alumnos. Los expertos tienen
ante sí una difícil tarea: además
de la calidad técnica del produc-
to, tienen que valorar las emo-
ciones y los sentimientos que
despiertan las producciones.
Este año el jurado ha estado
compuesto por guionistas, di-
rectores, realizadores… Un exce-
lente conjunto para seleccionar
los premiados en sus diferentes
categorías, entre los que cabe
destacar al director de cine Al-
berto Utrera, antiguo alumno de
la Universidad. Utrera, que en
abril estrenaba su primer largo-
metraje
Smoking club: 129 nor-
mas
, reconoce que ser parte del
jurado del festival que le vio na-
cer es un absoluto orgullo. Aún
recuerda con emoción su primer
corto para AdN,
Sin cobertura
,
y con más nervios el primero
que se proyectó en el Capitol,
Sobran las palabras
. El realiza-
dor destaca este festival como
una oportunidad única para los
alumnos de la Nebrija: “¿Sabes
“Ser parte del
jurado del festival
que me vio nacer
es un absoluto
orgullo”. Alberto
Utrera, director
de cine y antiguo
alumno de la
Universidad