Revista NUESTRA NEBRIJA 19 - Noviembre 2016 - page 22

22
N
Entre sus pasiones se incluía el
cancionero popular.
El cancionero popular era una
maravilla para él y en cada mo-
mento lo traía a colación. Siem-
pre sabía qué tecla había que
tocar, igual que nos aficionó a
todos a la cerámica popular. Es
otra muestra de las diversas fa-
cetas de la sensibilidad del gran
maestro, que te llevaba a descu-
brir un mundo porque sabía dón-
de estaban los Velázquez o los
Grecos que no estaban inven-
tariados, o qué sacristán tocar
para ver un cuadro o a qué pá-
rroco ir para ver unos angelotes,
como él decía. Era un hombre
cercano, próximo, que mostraba
las cosas con naturalidad, como
ningún otro de la época. Era un
hombre con una extraordinaria
sensibilidad, la sensibilidad del
buen creador, que nos capacita-
ba para disfrutar del gozo huma-
no, y en eso era incansable.
Y usted siempre mantuvo una
relación estrecha con Zamora
Vicente.
Cuando estaba en quinto un día
me propuso que fuera a hacer
un curso, que rechacé; más tar-
de me ofreció hacer gestiones
para que fuera como profesor,
en verano, a la Universidad In-
ternacional Menéndez Pelayo
“para que se foguee dando cla-
ses a extranjeros”. Me fui en ju-
lio y luego agosto y luego sep-
tiembre y fue una experiencia
maravillosa. A la vuelta, con su
beneplácito, me pude marchar
a la Universidad Autónoma de
Madrid, al departamento de
lenguas modernas. Dos años
después, también bajo su tute-
la, fui al Colegio Universitario de
Ciudad Real, que me interesa-
ba más desde el punto de vista
científico y universitario.
¿Por qué eligió sus cuentos para la
tesis?
Leer ha sido una de las satis-
facciones de mi vida. Cuando
descubrí los cuentos de Alonso
Zamora,
Primeras hojas
y
Smith
y Ramírez SA
, no le conocía aun
directamente. Lo había escrito
en Buenos Aires, donde pasó
cuatro años que le abrieron las
puertas para que pudiera ex-
presar lo que ya llevaba dentro.
Ante nuevos horizontes fue ca-
paz de captar la realidad, como
captaba maravillosamente todo;
fue capaz de coger esa realidad,
mezclarla, hacer arcilla, mol-
dearla y dar forma a algo total-
mente diferente, que eso es su
escritura, que es una maravilla.
Es una literatura heredada de
sus maestros y de sus lecturas:
Lope, Cervantes, Quevedo…
Y en Buenos Aires conoció a los
escritores argentinos, entre ellos a
Cortázar, con quien tuvo una buena
amistad.
Sí, conoció a todo el grupo reu-
nido en torno a Eduardo Mallea.
Y es normal que eso le abriera
nuevos horizontes de lectura.
Además, desde el punto de vista
académico es el primero que ha-
bla y escribe con propiedad so-
bre autores hispanoamericanos
coetáneos suyos. Entiende que
en la lengua española se están
haciendo allí cosas que en la pe-
nínsula no se conocen.
¿Cómo definiría la literatura de
Alonso Zamora?
Me habían atrapado ya algunas
cosas suyas y tengo que con-
fesar que me dejó obnubilado.
Coge la realidad y nos la trans-
mite para que podamos hacer
algo sustancial y que veamos la
tristeza, la pobreza, la palabrería,
la mala educación. Pero no lo da
directamente sino para que lo
interpretemos con esa obra de
orfebrería nueva; para mí aque-
llo fue deslumbrante. Y eso es lo
que fue su escritura, otra cosa,
no es ese realismo desmayado
que había antes, no es esa cosa
barojiana, no, no, es otra cosa.
Nos hace pensar, con esa sen-
sibilidad que está presente en
su prosa y con esa maravilla de
escritura viva, abierta, donde el
hablante en forma de soliloquio,
de monólogo va introduciendo a
los nuevos personajes, en coro,
porque el ser humano no está
solo, nace pequeñito pero crece,
va desarrollándose con todos,
es coral; esa estructura nos la da
en esos monólogos espléndidos
y en esa prosa que en España
no se hacía entonces de ningu-
na manera.
¿Qué vacío dejó en la universidad?
En los últimos años se va dis-
tanciando de una universidad
que no le dice nada, de aluvión,
Era capaz de
coger la realidad,
mezclarla, hacer
arcilla, moldearla y
dar algo totalmente
diferente; eso es su
escritura, que es una
maravilla.
1...,12,13,14,15,16,17,18,19,20,21 23,24,25,26,27,28,29,30,31,32,...52
Powered by FlippingBook