Revista NUESTRA NEBRIJA 17 - Mayo 2016 - page 18

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N
ne José Luis Castro, magistra-
do en la Audiencia Nacional.
“Personas jóvenes, vulnerables,
con condenas cortas, para po-
der prepararlos y que salgan
a la calle a cometer atentados
terroristas”, explica el magistra-
do. La manera de luchar contra
esta forma de captación es “huir
de la centralización e ir hacia la
separación territorial de los pre-
sos para evitar el polvorín que
se forma en las cárceles, focos
de mayor radicalización”, añade
Castro. Una estrategia que Es-
paña ya ha demostrado efecti-
va en su experiencia en la lucha
contra el terrorismo de ETA.
Contar con la información nece-
saria para entender y diferenciar
entre el islam como religión y
el islamismo como fanatismo
religioso es fundamental para
hacer frente a la propaganda
yihadista, que justifica las ac-
ciones terroristas mediante
una perversa interpretación del
islam. “La población musulma-
na quiere vivir en paz”, explica
el magistrado de la Audiencia
Nacional, “no debe-
mos estigmatizarles”.
El teniente coronel de
artillería, Manuel Gon-
zález, también insiste
en esta idea y ahon-
da en la necesidad de
tomar en cuenta las
circunstancias histó-
ricas, los debates teo-
lógicos y las relaciones
entre el mundo árabe y
los países occidenta-
les para comprender
cómo los yihadistas han sabido
tergiversar los conceptos bási-
cos del islam para controlar a
sus adeptos. “Para entender por
qué el yihadismo sigue captan-
do seguidores hay que cono-
cer la situación de la población
de los países en los que se han
gestado grupos como Al Qaeda
o el Daesh”, afirma el teniente
González. Países con sistemas
políticos débiles y con una po-
blación de gran diversidad de
etnias y corrientes religiosas
que han entrado en conflicto en
los momentos en los que sus
gobiernos no han podido hacer-
se con el poder.
Este vacío de poder, en muchos
casos, ha sido ocupado por el
brazo político de los grupos te-
rroristas que han sabido llenar el
hueco de incertidumbre y con-
fusión que han dejado las gue-
rras y las revueltas. Es el caso
de los Hermanos Musulmanes
que, como cuenta el teniente
González, “han calado bien en la
sociedad porque aportan todo
aquello que una familia pue-
de necesitar y que el gobierno
no les proporcionaba: trabajo,
educación o ayuda económica”.
Una vez introducidos como los
salvadores de la sociedad, les
ha sido sencillo extender sus
ideas de justicia y lucha por su
religión y la guerra santa contra
todos aquellos infieles que no se
quieran someter.
La siguiente duda que puede
surgir es cómo mantienen eco-
nómicamente estos grupos todo
el engranaje que han construido
en torno a su lucha. El teniente
coronel enumera sólo algunas
de sus fuentes de ingresos que
van desde los impuestos a gru-
pos cristianos en los territorios
que tienen sometidos, peajes en
sus dominios, venta de armas
y drogas, tráfico de personas o
secuestros. Todo un mundo de
terror para sostener la idea de la
yihad, que no es otra que la uti-
lización de la violencia para ex-
tender su radical interpretación
del islam.
No hay que olvidar el mensaje
claro que los grupos terroristas
lanzan a sus adeptos: “vamos
a construir el Califato, venid a
construirlo y quienes no podáis,
construidlo donde estéis” afirma
José María Mata, comisario del
Cuerpo Nacional de Policía, ads-
crito a la Comisaría General de
Información de la Dirección Ge-
neral de la Policía, quien califica
al autodenominado Estado Islá-
mico como “una revo-
lución”. En la estrate-
gia a seguir desde su
ámbito de actuación
dice ser de vital impor-
tancia “mantener una
estrecha colaboración
y comunicación con
otros gobiernos para
cooperar,
investigar,
arrestar y extraditar a
terroristas”. Este as-
pecto de falta de co-
laboración entre servi-
cios secretos y de información
de los gobiernos europeos ha
sido puesto de manifiesto tras
los recientes ataques en Bru-
selas cuando a posteriori se
La ley debe, tanto castigar los
crímenes como proteger los
derechos de los ciudadanos
y es ahí cuando surge la
contradicción o la “trampa” en
la que las acciones terroristas
pueden refugiarse.
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