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después de la llegada al poder
de Al Sisi, al igual que hicieron
otros salafistas partidarios del
yidahismo procedentes de Siria,
Libia y otros países, lo que enra-
reció las relaciones y propició la
anterior crisis de Qatar de 2014.
Por otro lado, la posición de los
Hermanos, que llama a cambios
estructurales, algunos en el sen-
tido de la creación de repúblicas
islámicas, de nuevo, tiene en-
frente a Arabia, ardiente defen-
sora del
statu quo
.
Para añadir complejidad al ya
de por sí complejo escenario de
esta crisis, las supuestas decla-
raciones del emir de Qatar, el je-
que Tamim, criticando el frente
anti iraní que se ha constituido
en el Consejo de Cooperación
del Golfo han alimentado el in-
cendio. El jeque ha negado ha-
ber hecho esas críticas y denun-
cia un caso de ciberataque, sin
que ello haya aliviado la tensión.
Este último elemento introduce
indirectamente en la crisis a un
actor fundamental en la región:
Irán, el gran rival de Arabia en su
pugna por el liderazgo regional.
En este punto, Qatar también
mantiene una posición que le
enfrenta a Arabia, ya que com-
parte la propiedad y explotación
del que se considera el mayor
yacimiento de gas del mundo,
el de South Pars-North Dome,
que reporta a Qatar grandes re-
cursos y le permiten jugar a ser
potencia en el área.
El pequeño Qatar ha venido bus-
cando un liderazgo, pretendien-
do ejercer una influencia en la
zona y más allá de los límites
de su área geopolítica, con una
activa política exterior muy acti-
va, que ha terminado por chocar
con el poder de Arabia, que, des-
de otro punto de vista, tampoco
está libre de las mismas acusa-
ciones de apoyo al yihadismo
violento que hace a Qatar.
Entre los factores que están pre-
sentes en esta crisis se puede
destacar la pugna por el poder
regional en el área, entre Arabia
e Irán por un lado y entre Ara-
bia y Qatar por otro; además,
la alteración de las relaciones
entre los Estados árabes en el
que el componente religioso es
esencial (hay que señalar que la
brecha entre los aliados suníes
abre un nuevo elemento más
allá del papel de las minorías
chiíes apoyadas por Irán); por
otra parte, las suspicacias por la
creciente influencia de los me-
dios de comunicación cataríes
en el mundo árabe, que suponen
un altavoz para las posturas de
los Hermanos Musulmanes, tan
opuestas a lo que representa la
monarquía de Arabia; y, por últi-
mo, las importantes implicacio-
nes económicas de la crisis: a la
caída de la bolsa catarí hay que
añadir el aumento del precio del
petróleo y los efectos que tendrá
para Qatar el cierre de puertos y
aeropuertos a sus compañías.
Irán, el gran rival
de Arabia Saudí
por el liderazgo
regional, comparte
con Qatar el mayor
yacimiento de gas
del mundo.
Qatar buscó una influencia
política y mediática que
desafiaba a su poderoso vecino.
Artículo publicado en
Cinco Días
, el 6 de junio de 2017.