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Cecilia Ainciburu
Profesora de la Universidad Nebrija
Hay muchas cosas que Juana Muñoz
Liceras se calla en la entrevista que nos dio
a Nuestra Nebrija. Lo que dice en sus pa-
labras la hace brillar por dentro, pero lo que
no dice es lo que la hace lucir por fuera. De
hecho la entrevista se corta cuando el en-
trevistador le pide que hable de su nombra-
miento como una de los cien españoles más
influyentes o de la Encomienda al Orden del
Mérito Civil. Juana dice que no quiere col-
garse medallas y eso habla de su humildad
en un mundo en el que, por el contrario, la
gente luce las ganadas y las prestadas.
A pesar de que le pese ser reconocida, su
fotografía sonreía hasta hace poco en el
cartel de Barajas en el que habían puesto
a los 100 españoles más influyentes en el
mundo y ese galardón seguía al que recibió
en Canadá como uno de los diez españoles
más reconocidos. En vez de la reconocida
académica de hoy, nos habla de los sueños
de infancia, de sus sueños de escritora y
del amor por la palabra que la ha llevado
a estudiar como pocos la adquisición de
las lenguas. Lengua española de la que es
abanderada en el exterior y de todas las
lenguas que domina y con las que trabaja
cada día.
Los intereses de Juana Liceras son muchos
y también muchos los que comparte con
esta casa, que se identifica en el mundo con
el “Español para extranjeros”, disciplina de la
que empezó a ser representante en cuan-
to llegó con una beca Fulbright para hacer
un máster al Departamento de inglés de la
Universidad de Madison, Wisconsin (USA)
y optó por un puesto de profesor asistente
para enseñar español. Ya en Canadá, un país
donde la población inmigrante de primera
generación es más numerosa tuvo una
perspectiva mayor del problema del apren-
dizaje de lenguas. En el contexto canadien-
se la mayoría de los aprendientes habían
estado ya expuestos a las otras lenguas (el
francés o el inglés) y hablaban otra lengua
en sus casas. Las políticas lingüísticas
canadienses buscaban alcanzar el “mosaic”
mientras que los Estados Unidos favorecían
la integración total en el “melting pot”. Una
política que es más cercana, la de mosaico,
que recupera lo que la perspectiva intercul-
tural de los programas de aprendizaje del
español y de formación de profesores tienen
como objetivo: valorar y favorecer el que se
mantenga la identidad cultural y la lengua de
origen más allá de toda la ayuda que pueda
darse para que el inmigrante adquiera las
competencias lingüísticas que le permitirán
trabajar en España y ser parte productiva de
la sociedad civil.
La entrevista de Nuestra Nebrija nos hace
conocer algunos aspectos de Juana Liceras
que no conocíamos, pero nos esconde otros
que esperamos conocer en el trabajo del
día a día, aprendiendo a investigar y a llevar
al mundo un español siempre más fuerte y
más querido.
Lo que dice
la entrevista a Juana Liceras
y lo que calla