Revista NUESTRA NEBRIJA 16 - Febrero 2016 - page 21

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¿Considera que las universidades
han de implicarse más en la
sociedad, saber mejor qué es lo que
las empresas y las instituciones
quieren de ellas?
El trabajo de la universidad es
enseñar a estar en la sociedad,
ese es su objetivo principal. Las
universidades necesitan enten-
der el tiempo que les ha tocado
vivir y lo que la sociedad preci-
sa de ellas. El enfoque no debe
ser solo que la universidad po-
sibilite una profesión para ga-
narse la vida, que también, sino
que esa profesión debe servir a
la sociedad. Tenemos que de-
jar el mundo mejor de cómo lo
encontramos y eso se enseña
allí. La universidad debe formar
personas capaces de mejorar el
entorno en el que viven, no solo
capaces de obtener unos ingre-
sos y ganarse la vida.
Su currículum revela que aprobó
la oposición a registradora de la
propiedad con 24 años, una de las
más jóvenes.
Sí, estudiaba muchas horas al
día. Tenía claro que mi situa-
ción familiar y mis intereses me
abocaban a hacer oposiciones.
En aquel momento, estudiar un
máster no era tan habitual. No
era tan fácil formarse fuera de
España. Empecé a preparar la
oposición en cuarto de carrera.
Y cuando acabé –en junio de
1991– supe que se iban a con-
vocar una oposición a registra-
dores muy pronto, así que me
encerré a estudiar.
¿Era la salida laboral que más le
interesaba?
Sí. En esos años cuesta estudiar,
apetece hacer otras cosas, pero
yo quería una salida profesional
en la función pública. Es verdad
que mi generación tenía un mer-
cado laboral más abierto, quizás
con más salidas que ahora. De
mi curso, algunos ejercieron la
abogacía, otros hicieron oposi-
ciones y otros, pocos, salieron al
extranjero…
Y de la función pública pasó a la
política activa.
Durante la carrera ya fui delega-
da de curso y eso supongo que
quiere decir que ya estaba dis-
puesta a representar a mis com-
pañeros para obtener beneficios
para todos. Si eso se considera
vocación de servicio público, em-
pezó muy pronto. En 2005, formé
parte de una candidatura para el
Colegio de Registradores de Es-
paña. Perdimos. Luego, en 2007,
forme parte de las listas del
PSOE al Ayuntamiento de Madrid
y fui portavoz de Vivienda. Fue
una gran escuela para mí, aun-
que breve: en 2008 el presidente
José Luis Rodríguez Zapatero
me llamó para que me ocupase
del Ministerio de Vivienda.
¿Qué ha aprendido del ejercicio de
la política?
Aprendí mucho sobre el funcio-
namiento de la Administración.
Pude comprobar la calidad y la
enorme lealtad de los servidores
públicos, su sentido de Estado.
Ellos son los que hacen que la
máquina funcione. Y aprendí
mucho de la condición humana,
de otras personas y de mí mis-
ma. Son años duros, pero es un
aprendizaje intensivo con sus
luces y sus sombras. El balance
global, tanto personal como pro-
fesional, es muy positivo.
Y ahora en el Colegio de
Registradores.
Siempre digo que el que nace
con la capacidad de complicar-
se la vida no la pierde nunca...
Había estado en el Decanato
de Castilla-La Mancha y cuan-
do hace un par de años surgió
la posibilidad de apoyar la can-
didatura de Gonzalo Aguilera
Anegón, el actual decano, con-
sideré que podía ser útil para
los intereses generales y para
dar a conocer la profesión de
registrador y su función en la
sociedad. Por desgracia somos
una profesión poco conocida,
poco entendida y eso es un dé-
ficit por nuestra parte.
"El enfoque no debe ser solo que la universidad posibilite
una profesión para ganarse la vida, que también, sino
que esa profesión debe servir a la sociedad".
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